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Terrazas en la Calle de la Virgen
Foto: Ajuntament d'Eivissa

La primera referencia que se tiene de esta calle con este nombre es de 1785, del padrón parroquial de San Salvador de la Marina, sin embargo, la historia de la Calle de la Virgen se remonta al siglo XVI, cuando era una callejuela sin salida que daba acceso al convento de San Telmo. En aquel entonces, era un lugar tranquilo y apartado, donde vivían los pescadores y los marineros. La imagen de la Virgen que hay dentro de una hornacina y que le da nombre fue colocada en 1650 por un devoto capitán de barco, que quiso agradecer su protección durante sus viajes. La Virgen es la del Carmen, patrona de los marineros, oficio que tenían muchos de los habitantes de la calle.

Con el paso del tiempo, la calle fue cambiando su aspecto y su carácter. En el siglo XVIII, se abrió al puerto y se convirtió en una vía comercial, donde se instalaban los comerciantes que traían productos exóticos de América y África.

En el siglo XX, la calle vivió su época dorada con la llegada del turismo y la contracultura. Fue entonces cuando se abrieron los primeros locales dedicados al ocio nocturno y al colectivo gay, que encontraron en esta calle un lugar donde expresarse libremente y disfrutar de la vida. La Calle de la Virgen se convirtió en un símbolo de la tolerancia y la diversidad de Ibiza, que atrajo a visitantes ilustres como Freddie Mercury, Grace Jones o Jean Paul Gaultier.

Hoy en día, la Calle de la Virgen sigue siendo un referente para el turismo gay y para todos los que buscan diversión y cultura de Ibiza↗ en Ibiza. Sus locales ofrecen una amplia variedad de propuestas musicales y artísticas, desde el pop al rock, pasando por el flamenco o el cabaret. Sus tiendas venden productos originales y exclusivos, desde ropa hasta joyas, pasando por libros o discos. Sus eventos son una muestra de la creatividad y el buen rollo que se respira en esta calle.

La Calle de la Virgen es una joya arquitectónica dentro del barrio de la Peña (sa Penya) con sus estrechas calles pavimentadas y sus fachadas pintadas de vivos colores. Desde el primer paso en esta calle, uno se sumerge en un mundo de belleza y encanto. Los balcones con macetas de flores añaden un toque de color a la escena, creando un ambiente acogedor y pintoresco.

Pasear por la Calle de la Virgen es una experiencia inolvidable. Aquí, los residentes locales se mezclan con los turistas, creando una atmósfera animada y multicultural. Los visitantes pueden disfrutar de la auténtica esencia de Ibiza mientras se sumergen en la vida cotidiana de esta comunidad vibrante.


Sa Torre, al final de la Calle de la Virgen
Foto: Ajuntament d'Eivissa

A lo largo de la Calle de la Virgen, se encuentran numerosos bares, restaurantes y tiendas de artesanía↗. Los aromas tentadores de la cocina ibicenca↗ se mezclan en el aire, invitando a los transeúntes a probar las delicias locales. Los restaurantes tradicionales ofrecen una amplia variedad de platos, desde pescado fresco hasta exquisitas tapas.

Los bares con terraza son el lugar perfecto para relajarse y disfrutar de una bebida refrescante o un cóctel mientras se observa el bullicio de la calle. La Calle de la Virgen cobra vida por la noche↗, cuando los locales se llenan de música en vivo y espectáculos de artistas locales. Esta es una oportunidad perfecta para sumergirse en la cultura ibicenca y disfrutar de su espíritu bohemio y auténtico.

Además de su encanto gastronómico, la Calle de la Virgen también es un lugar donde se puede descubrir la rica historia de Ibiza↗. Durante siglos, el barrio de la Peña ha sido testigo de diversas influencias culturales, desde los romanos↗ hasta los árabes↗. Esto se refleja en la arquitectura↗ y el diseño urbano del barrio, que combina elementos medievales con toques árabes y renacentistas.

En resumen, la Calle de la Virgen es el corazón vibrante del Barrio de la Peña en Ibiza. Con su encanto arquitectónico, su vida callejera animada y su rica historia, esta calle es un lugar que no se puede dejar de visitar al explorar la isla. Así que, si estás planeando un viaje a Ibiza, no olvides incluir la Calle de la Virgen en tu lista de lugares para visitar. Prepárate para sumergirte en la auténtica vida ibicenca mientras te maravillas con su encanto y su vibrante ambiente. ¡No te arrepentirás de explorar esta joya oculta en el corazón de la isla!

LA LEYENDA del FANTASMA de la CALLE DE LA VIRGEN
Hace mucho tiempo, en el siglo XVI, vivía en el barrio de la Marina↗ una joven pareja de marineros, que tenían un hijo pequeño. Su casa estaba situada en la calle de la Virgen, una de las más antiguas y concurridas de la ciudad. La pareja se dedicaba al comercio marítimo, y viajaban por el Mediterráneo llevando y trayendo mercancías. Su vida era feliz y tranquila, hasta que un día todo cambió.



Era una noche de verano, cuando el puerto de Ibiza↗ fue atacado por una flota de piratas↗ turcos, que venían a saquear y a capturar esclavos. El pueblo se llenó de fuego, humo y gritos, y los vecinos corrieron a refugiarse en la iglesia o en el castillo↗. La joven pareja también intentó escapar con su hijo, pero se encontraron con que su casa estaba rodeada por los piratas, que habían prendido fuego a las casas de la calle.

El marido logró abrirse paso entre los enemigos y llegar al puerto, donde había una barca esperándolos. Pero la mujer no pudo seguirlo, pues se quedó atrapada entre las llamas y los piratas, que la amenazaban con sus espadas y sus arcabuces. El marido le gritó que le lanzara al niño, para poder salvarlo. La mujer, con un acto de valor y amor, arrojó a su hijo por el aire hacia su padre, que lo cogió al vuelo y lo subió a la barca. Luego le dijo a su mujer que la esperaría en el otro lado del mar, y que volvería a buscarla.



Pero la mujer nunca pudo salir de su casa, pues los piratas entraron y la mataron sin piedad. Su cuerpo quedó calcinado entre las cenizas, y su alma no encontró reposo. Desde entonces, se dice que su fantasma vaga por la calle de la Virgen, buscando a su marido y a su hijo. Se le puede ver vestida de blanco y con el pelo chamuscado, sobre todo en las noches de luna llena. Su presencia se anuncia con unos lamentos y unos golpes en las puertas, que hacen temblar a los habitantes del barrio.

Se decía que muchos han intentado ayudarla a cruzar al otro lado, pero nadie ha podido. Algunos comentaban que su marido nunca volvió por ella, y que se casó con otra mujer en otro puerto. Otros también decían que su hijo murió ahogado en el mar, y que nunca llegó a tierra firme. Lo cierto es que nadie sabe qué fue de ellos, ni si alguna vez se reencontraron.

Lo único que se sabe es que el fantasma de la calle de la Virgen sigue esperando a su familia, sin perder la esperanza de volver a abrazarlos. Y así seguirá hasta el fin de los tiempos.
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