Venda del Pla de Santa Agnès (I)

La venda del pueblo de Santa Agnès de Corona, en el término municipal de Sant Antoni de Portmany, ocupa la parte central del pueblo y limita al este con la venda de Sant Gelabert, al sur con la de ses Rotes y la de Cas Ramons (del pueblo de Sant Antoni de Portmany) y al norte y al oeste con el mar. Tiene una superficie de más de 700 ha.

Apareció a finales del s XVIII, después de que la gran venda de Corona se transformara en la parroquia de Santa Inès y se dividiera en las vendas de Es Pla, ses Rotes y Sant Gelabert.

Se extiende por buena parte del pla de Corona, que le da nombre, pero también por prácticamente toda la costa de la parroquia y, hacia el sur, por las zonas montañosas cercanas al cabo Nunó y hasta cala Salada.

El pla es un pólie, una llanura de formación kárstica (pla de Corona) que se encuentra a unos 160 m de altitud y es una zona endorreica, sin salida directa para las aguas superficiales, lo que ha dado lugar a episodios históricos de inundación de la parte más baja (todavía conocida como Ses Basses).

Hacia el norte del pla, las elevaciones más destacadas que se encuentran son el monte de Baló (239 m de altitud) y, sobre todo, el monte de Joan Andreu, al límite con Sant Gelabert, el más alto de Corona , con 391 m. Ya adentrándose en el mar está Castellar, que llega a 263 m.

Al oeste del pla, la estrecha franja que le separa de la costa (de hecho, prácticamente llega, a la zona del Esboldregat d'en Jordi, por donde empieza a derramar agua de lluvia, lo que podría suponer , a largo plazo, la erosión de todo el pla) cuenta con elevaciones menores, como sa Talaia (232 m) y el monte de Guillem (235 m).

Hacia el suroeste, entre el pla y cala Salada, se encuentra un área muy accidentada, relativamente extensa, que en realidad se corresponde con los estribos más occidentales de es Amunts, el área elevada que ocupa buena parte del norte de la isla de Eivissa.

Al lado del pla se encuentra la colina des Cocons (212 m), junto a la línea de costa, formando una barrera con el interior, el monte Nunó (258 m) y el monte d'en Tanca (también llamado des Cocons , 169 m), más en el interior el monte de Raio (199 m) y formando el límite con la venda de ses Rotes, una alineación que incluye, de norte a sur, el monte de Cas Iai (298 m) , el monte de Can Lluc de Puig (282 m) y la sierra de Bernat (223 m).

En correspondencia con este relieve tan accidentado, la línea de costa es muy escarpada, alta, con unos acantilados que en muchos tramos caen prácticamente en vertical desde elevaciones considerables que superan los 200 m tanto en la zona de Castellar como en la des puig Nunó.

Entre los peñascos se encuentran algunos pequeños rincones, tradicionalmente utilizados para situar casitas para embarcaciones, con un acceso muy complicado desde el suelo.

Josep Antoni Prats Serra [JPS]
(EEiF) Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera
Vista del campo Santa Inés
Foto: Ajuntament de Sant Antoni de Portmany

Venda del Pla de Santa Agnès (II)

De norte a sur, la costa de la venda de Es Pla se inicia en un punto no muy bien determinado de la zona entre la cala d'en Sardina y la cala d'en Baló, en los acantilados que forman las elevaciones de Castellar ; aunque reciban el nombre de calas, no son más que pequeños rincones de muy difícil acceso, como también lo es Ses Balandres, un rincón que mira hacia poniente, resguardado de la tramontana por la punta des Castellar o de Petroell; frente a ella se encuentran las islas de ses Balandres, más conocidas como ses Margalides, la mayor de las cuales es una gran roca con forma de arco, que alcanza 45 m de altitud y que tiene una forma muy característica, al estar agujereada por su parte central de tal modo que las embarcaciones más pequeñas pueden pasar por debajo.

Hacia el suroeste de ses Balandres se encuentra un tramo de costa donde las pendientes son menos pronunciadas, conocida como el islote de Trull o, simplemente, s'Illot, pero pronto vuelve la verticalidad más pronunciada, cuando se supera el cabo Negret (arriba del cual hay una gran roca muy característica conocida como sa peña Esbarrada ) y se continúa por el sector de costa llamado Allí Davall, donde se encuentran la pequeña punta Roja y es Hortets; allí, las surgencias de agua dulce, arrastrando tierra roja, han posibilitado que se construyeran unos espectaculares márgenes de piedra, en los mismos acantilados que, aprovechando el agua y la tierra, dieron lugar a unos huertos intensamente aprovechados hasta el s XX .

A continuación se encuentra el rincón conocido como es Corrals d'en Guillem, cerrado por el suroeste por la punta de sa Ballena. Ya se llega a los estribos del monte Nunó, y la costa todavía se va haciendo cada vez más vertical y elevada, hasta llegar al mismo cabo Nunó, que forma un peñón de más de 250 m de altitud y que es uno de los más conocidos de toda la isla, puesto que es bien visible desde casi cualquier punto de toda la bahía de Portmany. A partir de este cabo la línea de costa toma la dirección norte-sur; la altitud de los peñascos va descendiendo y se estabiliza en unos 50 m a partir de la zona donde se encuentran la cueva de ses Fontanelles y la cueva des Vi (la única de Ibiza donde se han localizado y estudiado pinturas rupestres, seguramente de época púnica).

La punta más importante de este sector es Sa Foradada, que recibe este nombre por tratarse de una pequeña península que, en la zona de contacto con Ibiza, está tan erosionada que se forma un enorme agujero de lado a lado . Un poco más al sur se encuentra la punta de sa Pedrera (con la manzana de Cala Salada delante) y se abre cala Salada, una auténtica cala abierta hacia poniente y dentro de la cual se forman dos playas: cala Salada y s' Arena o es Portitxol (últimamente conocida también como cala Saladeta).

Precisamente a esta cala llega el torrente más importante de los que circulan por esa venda; conocido en su tramo final como torrente de Cala Salada, en realidad se forma por la unión de varias torrenteras, las más importantes de las cuales son el torrente de Besora, que desciende desde las vallas de s'Hereva, en las laderas del monte Nunó, y el torrente o canal de Es Forn Roig, que baja desde cerca del monte de Cas Iai. A s'Arena llega el torrente de sa Perdiu. El resto de torrenteras son de recorrido muy corto y no desembocan a nivel de mar, sino por encima de los peñascos, como el torrente de s'Escala, el des Gànguil, el de s'Illot o el des Fornells.

Josep Antoni Prats Serra [JPS]
(EEiF) Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera
Entrada al pueblo de Santa Inés
Foto: Foto: Ajuntament de Sant Antoni de Portmany

Venda del Pla de Santa Agnès (III)

Las aguas subterráneas son abundantes, especialmente por la infiltración que se produce en el Pla de Corona, por lo que los pozos antiguos estaban bien presentes, aunque hay muchos que se han perdido; entre los que todavía están y tienen agua destaca el pozo de Corona, de gran antigüedad, situado a orillas del pla, al norte, muy cerca del puig d'en Baló.

En el pla el lavado que el agua va haciendo de las partes calcáreas de las rocas ha propiciado la presencia de un suelo mucho más silicio (tierra roja, fonda), de buena calidad; en cambio, fuera del pla, predominan los suelos calcáreos, a menudo delgados y con horizontes superficiales pedregosos.

El poblamiento siempre ha sido diseminado, con una mayor densidad alrededor del pla de Corona (pero no en su interior, para aprovechar las mejores tierras y para evitar el posible peligro de inundaciones), mientras que en las vallas cercanas al monte Nunó y en cala Salada la densidad de viviendas era mucho menor.

Durante el s XX muchas haciendas han sido abandonadas y se ha producido un importante despoblamiento (de hecho, el pueblo de Corona es, a finales del s XX, el pueblo con menos habitantes de la isla). Algunas viviendas han pasado a manos de extranjeros, y también se han edificado segundas residencias, especialmente cerca de cala Salada, pero también en lugares aislados, como una gran mansión construida en la cimera del monte de Guillem que ha sido motivo de una polémica por haber sido declarada ilegal por los tribunales. El abandono de las casas también ha propiciado el abandono de tierras.

Prácticamente todas las tierras de la venda se dedicaban tradicionalmente a los cultivos de secano, pero al inicio del s XXI sólo se trabajan las del pla de Corona y alguna otra finca aislada. El resto se ha abandonado y va siendo colonizado por los pinos y los arbustos.

En el pla se mantiene el cultivo de cereales y, sobre todo, los árboles, muy especialmente los almendros, que en invierno, en la época de floración, se convierten en un reclamo para mucha gente que visita esta área para disfrutar del paisaje con el manto blanco de los almendros en flor.
Las casas cercanas a la iglesia, donde se han situado varios negocios terciarios, también corresponden a esta venda.

La red de caminos que comunicaba todas las haciendas de la venda también ha sufrido el despoblamiento y algunos se han vuelto intransitables.

Los ejes de comunicación siguen siendo el camino que rodea el pla de Corona (asfaltado en los últimos años del s XX) y el camino de tierra que lo comunica con cala Salada. La carretera que comunica Sant Antoni con Corona, en su tramo más cercano al núcleo de Santa Agnès, hace de límite de esta venda con las vecinas de ses Rotes y Sant Gelabert.

Todas las tierras de esta venda están catalogadas por la Ley de espacios naturales como parte del Área Natural des Amunts, el plan con la calificación de Área Rural de Interés Paisajístico y el resto como Área Natural de Especial Interés. [JPS]

Josep Antoni Prats Serra [JPS]
(EEiF) Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera
Casa payesa con terreno de siembra
Foto: Ajuntament de Sant Antoni de Portmany

Señales: destino Pla de Corona (Santa Inés)
Foto: Ajuntament de San Antoni

Las puertas del cielo e islas ses Margalides
Foto: Ajuntament de San Antoni

Detalle de la Iglesia de Santa Inés
Foto: IbizaTravel