Playa d'en Bossa

Playa d'en Bossa es una extensa área urbana situada en parte en el término municipal de Ibiza y en parte en la venda de l'Horta, del pueblo de Sant Jordi de ses Salines, en el término municipal de Sant Josep de sa Talaia.

Ocupa toda la primera línea de la playa del mismo nombre y en el sector central se extiende hacia el interior hasta el camino Viejo de Vila (Ibiza ciudad) a Sant Jordi de ses Salines (oficialmente avenida de Sant Jordi, en el municipio de Ibiza, y calle de Caldetes, en la de San José de sa Talaia).

Todas estas tierras se trabajaban intensamente, generalmente en forma de aparcería o con jornaleros, ya que en buena parte pertenecían a propietarios de Vila. Esto había hecho posible que a lo largo del s. XX se realizaran producciones dirigidas a la exportación, como la patata e incluso se había hecho algún intento con el algodón.

Los campos trabajados llegaban prácticamente hasta las dunas de la playa, excepto en su tramo más meridional, donde había tierras de marjal y estanques que formaban parte de la región de sa Sal Rossa. La agricultura se veía favorecida por la presencia de agua dulce a muy poca profundidad gracias a un extenso acuífero que era explotado con norias, muy abundantes por toda la zona.

Las fincas más grandes de la zona central de la playa eran las de Can Bossa y Can Puig, aunque había muchas más. Un plan parcial de urbanización que afectaba a tierras de los dos municipios se tramitó en los años setenta del s. XX, y es lo que marcó las líneas básicas de la parcelación y los viales que se fueron ejecutando a partir de esa época.

En 1969 la empresa Fiesta Hotels and Resorts había construido los dos grandes hoteles, de estilo vertical, que durante muchos años marcaron el perfil de la parte más meridional de la playa: el Hotel Don Toni y el Hotel Playa d 'en Bossa (los mismos que en 2018, después de haberse reformado, se conocían como Ushuaïa Hotel y Hard Rock Hotel).

Durante los setenta y primeros ochenta se completó la urbanización, con la dotación de las calles y servicios básicos (agua, alumbrado, red de aguas residuales, etc.). Se siguieron construyendo grandes hoteles (Algarb, Mare Nostrum, Goleta, Tres Carabelas, Torre del Mar, y también el Insula Augusta, que fue derribado porque se había edificado bajo la línea de aterrizaje de los aviones), pero también un gran número de bloques de apartamentos turísticos, de menor tamaño, especialmente en la parte del municipio de Ibiza, donde la normativa permitía edificaciones de hasta siete u ocho plantas.

En la parte de San José el desarrollo fue algo posterior, ya que se prolongó durante las décadas de los noventa y primeros años del s. XXI y con una tipología diferente, puesto que sólo se permitían tres plantas, aunque una mayor extensión horizontal. A partir de los ochenta y noventa, el modelo de hotel cambió, y ya no se construyeron grandes edificios verticales sino los llamados hoteles clubs, más horizontales y con más instalaciones complementarias.

En el s. XXI se están haciendo amplias remodelaciones de los establecimientos turísticos, sobre todo de algunos de los mayores y que habían quedado más obsoletos. Sin embargo, esta área se ha convertido en uno de los grandes centros turísticos de toda la isla, con miles de plazas de muy diversas categorías. Aparte de los establecimientos turísticos hay una gran cantidad de oferta complementaria de todo tipo (bares, restaurantes, discotecas, alquiler de coches y motos, tiendas diversas, etc.).

También se han levantado edificaciones destinadas a uso residencial, habiendo habido una buena cantidad de edificios de apartamentos que inicialmente eran turísticos y han pasado a ser viviendas.

En el sector del municipio de Ibiza el Ayuntamiento recibió varias parcelas para uso público, la mayoría pequeñas destinadas a zona verde y una mayor en el centro de la zona urbana, donde se ha situado un centro social y unas pistas deportivas. En el municipio de San José de Sa Talaia, en cambio, nunca se recepcionaron las parcelas que debían ser públicas, que terminaron vendidas y edificadas.

(EEiF) Josep Antoni Prats Serra [JPS]

LA PLAYA D'EN BOSSA

Se trata de una zona ideal para tomar el sol y baños sin ningún riesgo, así como para los iniciados en vela ligera. Por su fácil acceso y amplia gama de servicios ideal para gentes en busca de oferta deportiva con todo tipo de comodidades.

Accesos: Por carretera asfaltada desde el núcleo de Ibiza y en dirección al aeropuerto tomando la indicación respectiva hacia la playa. O desde la zona de Figueretes tomando las indicaciones marcadas.
Transporte: Se puede acceder en coche particular, bicicleta e incluso a pie dada la relativa cercanía al centro de la capital. Existe una línea regular de autobús.
Distancias: 2,5 Km al centro de Ibiza.
Longitud: 2.700 metros
Anchura: De 20 a 25 metros
Sustrato: De arenas naturales, finas y blancas en toda su extensión.
Fondos: También arenoso, la profundidad no alcanza intensidad hasta una larga distancia mar adentro. Así, las aguas cubren medio metro a los 25 metros de la línea de playa y 1 metro a los 50.
Orientación, vientos dominantes: Dada su orientación al Este y su estructura algo más abierta, está más expuesta avientos más fuertes de Levante transversales o flojos del Sur de mar a tierra. Todo esto es ideal para los iniciados en la vela ligera.
Aspecto panorámico: Horizonte marino. en la parte final de la playa se puede observar una interesante muestra de la vegetación típica de las playas, así como una antigua y bien conservada torre de defensa.

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Sa Carroca

Sa Carroca es un amplio barrio situado en el municipio de San José de sa Talaia, cerca de la carretera que une Ibiza y San José. Limita de norte a sur con el puig de Cas Damians y el margen sur de dicha carretera, y de este a oeste con el barrio de Can Sifre y el torrente de Ca na Parra.

El barrio (que reúne los sectores de sa Carroca y de Can Bellotera) se encuentra en la parroquia de Sant Jordi de ses Salines, la mayoría de la extensión pertenece a la venda de l'Horta y una pequeña parte a la venda de Cas Costas. Can Bellotera es cruzado en su extremo occidental por la carretera que transcurre entre Sant Jordi y la cantera de Can Xomeu.

El gran barrio de Sa Carroca dista unos 3 km de la capital isleña, unos 1'5 km de Sant Jordi y unos 10 km de Sant Josep. Tiene una gran dependencia de Ibiza.

En su origen, el barrio estaba situado dentro de una gran extensión (iba del puig de Cas Damians a la playa den Bossa) conocida como finca de Can Tomeu, en la que estaba la finca de sa Carroca, lugar donde ahora se encuentra el centro del sector de sa Carroca.

Del sector de Can Bellotera se tiene una primera referencia del año 1912, cuando se fundó la tienda de comestibles. El nombre de la familia pasó al lugar y sus descendientes todavía la regentaban en 1996.

Sa Carroca tuvo un comienzo como barrio a mediados de los sesenta, a partir de un grupo de viviendas cerca de la carretera entre Ibiza y San José; durante los diez años posteriores a esta fecha, Sa Carroca creció desordenadamente en una dirección interior hacia la antigua finca del mismo apelativo, y se edificó más de la mitad de la superficie ocupada actualmente.

Hasta mediados de los años ochenta, tuvo lugar un estancamiento, a partir del cual vino una segunda fase expansiva (que continuaba a mediados de la década de los noventa) con las construcciones en las laderas del puig Cas Damians, con falta de criterio y planificación, pero sí siguiendo un orden: espaciamiento entre las viviendas y entre los caminos. El sector de Can Bellotera no empezó a ser una aglomeración hasta los primeros años setenta, en torno a la tienda antes mencionada.

Todo el barrio ocupa una extensión de unas 100 hectáreas. La fisonomía de las construcciones dedicadas al comercio consta de planta baja y una planta más en altura, mientras que las viviendas suelen constar de una sola planta, un pequeño huerto y una verja de alambre a su alrededor. El barrio es objeto de una urbanización extensiva cuya red de calles es el resultado de asfaltar antiguos caminos.

Goza de reconocimiento administrativo por parte del Ayuntamiento de Sant Josep. Se observa una ligera expansión del lugar (hacia el monte de Cas Damians) y existe una posible gran expansión si se urbanizan los terrenos de Can Burgos (el vértice E de sa Carroca).

La procedencia de la población está dividida en los siguientes grupos, por orden de importancia numérica: inmigrados peninsulares (un 60%, la mayoría andaluces llegados en los años setenta y el resto profesionales liberales llegados en los años ochenta y noventa), ibicencos ( un 35%, foráneos que se iban acercando a la ciudad de Ibiza y que en el principio formaron el núcleo) y extranjeros (el resto, que han llegado en los últimos años y se sitúan en la vertiente del puig).

El nivel socioeconómico es medio-bajo, ya que buena parte de la población está ocupada en el sector de los servicios y en la construcción (porción de población que realiza movimientos pendulares hacia sus destinos de trabajo), aparte del remanente de empresarios y rentistas.

La población de sa Carroca tiene una composición, por edades, ortodoxa, es decir, siguiendo el modelo estándar de la isla.

(EEiF) Maurici Cuesta y Labernia [MCL]

Cas Costas (I)

Cartel del Restaurante Cas Costas

Imagen del Restaurante Cas Costas

Música en vivo en el Restaurante Cas Costas

Interior del Restaurante Cas Costas

Fotos: Restaurante Cas Costas
Ctra. San José km 3 (Ibiza). Tfno: 971 308 755
Web: cascostasibiza.com
Email: info(arroba)cascostasibiza.com

Cas Costas (II)

Cas Costes es una venda de la parroquia de Sant Jordi de ses Salines, en el término municipal de San José de sa Talaia. Sus límites son imprecisos hoy, pero revisando el listado de casas que formaban parte del año 1850 se ha llegado a la conclusión de que ocupa un amplio sector del pla de ses Salines que queda delimitado, al este, por el camino antes llamado camino Viejo de Sant Jordi (hoy corresponde en buena parte a la avenida de Vicent Serra i Orvay), que llevaba de la iglesia hasta la antigua carretera de Sant Josep (cuyo trazado no era exactamente el mismo que el del actual), que era el límite por el norte hasta el puente de Can Sala, sobre el torrente de sa Font des Taronger. Este torrente debía ser el límite occidental de la venda, hasta que se encuentra con el deslinde con la parroquia de San Francisco de s'Estany.

Por tanto, se trata de un territorio que limita al sur y suroeste con la parroquia de Sant Francesc de s'Estany, al noroeste con la venda des Racó, al noreste y este con la venda de l'Horta, y también en el este con el mar. El frente marítimo corresponde a un tramo de la playa de Bossa, una costa baja con dunas arenosas que protegen la parte más baja del pla de los embates marinos.

Dentro de esta venda se encuentra buena parte de los lagos llamados de sa Sal Rossa, los más septentrionales de todos, que parece que nunca han sido utilizados para la actividad salinera. Hoy sólo se conservan los más interiores, ya que todos los que se encontraban paralelos a la costa, detrás de las dunas, han sido desecados y se han construido, en su lugar, hoteles y otras estructuras turísticas. Ha habido proyectos de desecar completamente esta zona, pero parece que finalmente no se van a llevar a cabo. El terreno va elevándose progresivamente hacia el noroeste, aunque sin pendientes muy pronunciadas, hasta llegar a unos 50 m sobre el nivel del mar. En algunos sectores las pendientes son casi inexistentes, como en la llamada llanura de Fita, en el centro de la venda y a unos 20 m de altitud.

Las corrientes hídricas superficiales circulan de norte hacia sur. Hay dos torrentes importantes: el torrente de sa Font des Taronger (también llamado des Còdols, des Pont de Can Sala, o de Can Font), que hace de límite oeste de la venda hasta que se adentra en Sant Francesc, y el torrente de Ca na Parra (también de Cas Galops o de ses Coves Negres), que circula por el centro de la venda hasta verter en los estanques de sa Sal Rossa. Estos torrentes no circulan habitualmente, salvo cuando se producen generosas lluvias. Pero si las aguas superficiales no son muy abundantes, sí lo son las subterráneas. Un amplio acuífero se encuentra en el subsuelo del pla de ses Salines, y parece que continúa hacia el pla de Vila y el área de Jesús. Mientras este acuífero fue explotado de forma más o menos tradicional, como con las norias que todavía se pueden observar en la parte más baja de la venda, dió el agua que necesitaban las haciendas, con la ayuda de cisternas y aljibes. Con el crecimiento demográfico de los últimos años y la aparición de la industria turística, el gasto de agua se ha vuelto tan elevado que el acuífero ha sufrido una fortísima sobreexplotación, que ha comportado una progresiva salinización de las aguas, cada vez más grave, y que ya afecta a una parte de la venda.

Los suelos son del tipo aluvial, y de alta fertilidad, con profundidades considerables, especialmente en la zona central de la venda; cerca de los estanques los suelos pierden fertilidad por el aumento del índice de salinidad. Ésta es, precisamente, una de las pocas áreas de vegetación natural de la venda, la llamada es Prat, donde abundan plantas como las juncales o las solseras. En el fondo de los torrentes se encuentran pinos y sabinas; no hay otras especies por la falta de agua.

La población fue del todo dispersa hasta los años setenta del siglo XX. A partir de esta década se produjo una aceleración muy fuerte del proceso de densificación de las viviendas, hasta el punto de que se han creado verdaderas áreas semiurbanas, especialmente en el núcleo urbano de Sant Jordi, que se extiende lado bajo de la carretera al aeropuerto y ambos lados de la avenida de Vicent Serra y Orvay; también se urbanizan áreas como Can Guerxo y la llanura de Fita, en un proceso que parece continuar, favorecido por el atractivo que comporta un área semirural pero muy cercana y bien comunicada con la ciudad de Ibiza. Con esto, y aunque no se tienen datos de la población por vendas, puede afirmarse que esta área ha aumentado considerablemente su número de habitantes.

Históricamente el pla de ses Salines ha sido un área de llegada y establecimiento de gente de otras zonas de Ibiza, y hoy sigue siendo una zona de inmigración, donde se han establecido muchas familias venidas de fuera de la isla con la expansión turística y ultimamente también familias jóvenes, especialmente de la ciudad de Ibiza. De ahí que buena parte de la población sea joven, con una estructura de edades cada vez más rejuvenecida por la presencia de los hijos de los inmigrantes que van a vivir, y con unas altas tasas de natalidad. Mucha de esta gente trabaja en la ciudad de Ibiza, lo que provoca un importante flujo pendular a través de las carreteras del aeropuerto y de Sant Josep.

Las actividades primarias han perdido toda su importancia antes de la llegada del turismo. Al norte de la carretera del aeropuerto los cultivos que se hacían eran básicamente de secano, y se sembraban cereales (cebada, avena, trigo) y también guisantes y habas, combinado todo con los árboles frutales (algarrobos, almendros, olivos y alguna higuera). Al sur de la carretera había cultivos de huerta, destacando los campos de maíz, así como patatas, judías, etc. Hoy las huertas se siguen cultivando, donde todavía se encuentra agua dulce y no se ha urbanizado, mientras que las tierras de secano han pasado a ser, muchas de ellas, poco productivas, ya que en muchas fincas sólo se recoge el fruto de los árboles. Sin embargo, todos estos trabajos se realizan a tiempo parcial. Esto quiere decir que la gente tiene su trabajo y las horas y días libres de su ocupación principal les dedican a mantener la explotación, aunque sea a un nivel de producción muy bajo. Lo que sí han aumentado han sido las pequeñas huertas en torno a las casas, con una producción dirigida únicamente al consumo familiar.

El sector secundario está muy poco representado (limitado a pequeñas empresas de construcción y alimentarias: panaderías industriales), pero el sector terciario es altamente diversificado. El centro comercial por excelencia es el propio núcleo de Sant Jordi, donde se concentran servicios básicos (alimentación, farmacia, etc.); también, además hay toda una red de pequeños comercios que se reparten a lo largo de las principales vías de comunicación: la carretera de Sant Josep y la del aeropuerto, especialmente la segunda, donde la creación de suelo industrial posibilitó que se instalaran algunas empresas, especialmente de la rama de la automoción.

Aunque ya se han señalado estas carreteras como las principales vías de comunicación, cabe señalar que una densa red de caminos, muchos de ellos asfaltados, atraviesa la venda en todas direcciones, llegando a formar, en algunas zonas, un verdadero tramado urbano. Entre los monumentos a destacar se encuentra la misma iglesia de Sant Jordi, el mencionado puente de Can Sala (que podría tener un origen muy antiguo) y algunas casas "payesas", pozos y aljibes, aunque la mayoría en no demasiado buen estado de conservación . La Reserva Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera protege los terrenos del extremo sur de la venda, el área más cercana a los lagos. Sin embargo, la protección ha llegado un poco tarde, porque algunos estanques de la zona ya han sido desecados, mientras que el resto se han degradado mucho después de haber servido de vertedero incontrolado o de improvisada pista de motocross durante décadas.

Históricamente esta venda formaba parte del antiguo quartó de ses Salines y dentro de sus límites se encontraban los estanques donde se producía la sal. Más adelante, al constituirse las parroquias, quedó dividida entre las de San Francisco y San Jorge. En esta última es donde todavía perdura una venda con ese nombre. Una de las primeras menciones documentales de la venda corresponde al año 1563 y se sabe que en 1775 contaba con 84 hombres aptos para la defensa, integrados en la milicia del quartó de ses Salines.

(EEiF) Antoni Ferrer Abárzuza [AFA], Joan Marí Cardona [JMC], Josep Antoni Prats Serra [JPS]

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