La Casa Payesa, 'Casament' (I)

La Casa Rural (payesa), "casament", está constituida por el conjunto de habitaciones llamadas casas, los corrales y otras edificaciones anexas, que integran una vivienda rural. Se trata de una edificación perteneciente a la arquitectura popular mediterránea del tipo aglutinado, aunque caracterizada por unos rasgos diferenciadores, que derivan de la adaptación a los condicionantes climatológicos, físicos, históricos y culturales específicos de Ibiza y Formentera.

Así, una climatología típicamente mediterránea con una pluviometría escasa, veranos largos y cálidos e inviernos relativamente suaves, todo unido a una fuerte luminosidad, determina la construcción de edificaciones con gruesas azoteas planas situadas a diferentes niveles para favorecer la recogida de agua de lluvia, y muros igualmente gruesos, con pocas y pequeñas aberturas externas. La orientación del edificio suele estar en dirección sur.

El medio físico, por su parte, proporciona y limita los materiales constructivos, que son la piedra caliza y la cal de ella obtenida, para la construcción de los muros, y la madera de sabina o de pino, las cañas, el verdugo, el "carbonell", las algas y la arcilla, para las cubiertas. Una orografía irregular y a menudo montañosa obliga a adaptar la edificación al terreno, lo que contribuye a generar una gran diversidad formal de la casa payesa(campesina). El asentamiento del edificio se realiza, generalmente, en los terrenos menos productivos, a menudo sin cimientos y siempre que sea posible directamente sobre un suelo rocoso.

Las casas payesas suelen encontrarse esparcidas por el territorio, creando un hábitat disperso derivado de la división de la propiedad agrícola. Raramente se encuentran agrupaciones de casas payesas, aunque pueden destacarse, entre otros, tres conjuntos. Dos de ellos situados en el valle de Sant Llorenç (Balàfia y Atzaró), y el otro en las inmediaciones del pueblo de Sant Agustí. Por motivos de seguridad se escapa de construir las casas cerca del mar ya menudo se sitúan arriba colinas o lugares elevados fácilmente defendibles.

Una misma preocupación defensiva determina, entre otras, la amplitud de los muros y la escasez de aberturas exteriores, así como la no infrecuente presencia de sólidas torres de piedra, generalmente adosadas o muy próximas a las casas. Igualmente la búsqueda del mimetismo como método defensivo determinó que las casas no fueran encaladas exteriormente hasta épocas relativamente recientes.

Por otra parte, la idea de autoabastecimiento que tiene la familia payesa (campesina) tradicional se refleja fielmente en la casa payesa, que, por esta razón, además de las habitaciones dedicadas a dormitorios, cocina y porche, incluye otras casas y construcciones destinadas a la transformación, elaboración y conservación de los diferentes productos agrarios, como la casa del vino, la casa de la matanza (matances), la almazara, la casa del molino, el porche de secar, el horno de pan, etc., además de los corrales para los animales y de la cisterna para almacenar el agua de lluvia.

(EEiF) Antoni Manonelles Bolle [CON]

Imagen superior:
Una casa "payesa" ibicenca (un casament eivissenc)
Foto: (EEiF)Antoni Manonelles Bolle

La Casa Payesa, 'Casament' (II)

La vivienda es edificada siguiendo técnicas constructivas (arquitectura y construcción) arcaicas, regidas por el principio de economía de esfuerzo y de materiales.

Desaparece así todo elemento superfluo o innecesario, logrando la casa payesa una estructura y una estética derivadas de la funcionalidad.

Desde un punto de vista teórico, la casa payesa crece partiendo del cubo como unidad básica, siguiendo casi siempre un mismo esquema evolutivo. Así, en la casa o habitación primigenia se añaden una o más casas, a medida que las necesidades familiares van creciendo.

La adición de la cocina a un lateral marca frecuentemente la siguiente etapa evolutiva; ésta, con el volumen de un doble cubo, genera una planta en forma de L que determina la aparición de un espacio frontal.

En una siguiente fase, este espacio, al ser cubierto y cerrado, se convierte en el porche, que es la estancia central en torno a la cual se organizará a partir de ese momento la vivienda.

Las sucesivas fases evolutivas vienen determinadas por la adición, primeramente en la planta baja y más tarde en la planta alta, de nuevas casas, porches y porches con funciones cada vez más especializadas.

Aunque las cambiantes necesidades familiares determinan que la casa payesa nunca esté definitivamente terminada, sí existe en cambio una conciencia de su “forma completa”, que tiene como ideal un área de extensión consistente en un rectángulo que se organiza simétricamente en el eje medio del conjunto de los locales que circunscribe.

En realidad, la orografía y la variable disposición de los corrales, entre otros factores, determinan una fuerte diversidad formal de las edificaciones.

No todas las casas payesas están íntegramente encaladas; los criterios selectivos que se establecen para las superficies a pintar son la protección de los elementos más expuestos a la erosión y la valoración de los espacios, entendiendo la cal como un elemento de confort y representativo a la vez.

La evolución estética de la casa payesa es muy lenta y se concreta en un período relativamente reciente en la asimilación de elementos ornamentales no funcionales, que, introducidos como "façanisme" (referente a la fachada), nunca afectan al sistema de crecimiento tradicional.

Dentro de este contexto hay que remarcar, entre otros, la aparición de pequeños balcones en las cámaras situadas en la planta alta, el encuadre de las aristas de la fachada y de las ventanas con franjas de colores o la introducción de una serie de elementos de estilo colonial de inspiración clásica aportados por los emigrantes que volvían del Caribe y de Estados Unidos de América.

(EEiF) Antoni Manonelles Bolle [CON]

Imagen superior:
Balàfia. Casa de Can Bellmunt (dcha), casa de Can Pere de na Bet (izda); la torre pertenece a esta última
Foto: (EEiF)

La Casa Payesa, 'Casament' (III)

En Formentera, la casa payesa del tipo más antiguo es equivalente al tipo ibicenco más primitivo; de una sola planta, cubierta plana a diferentes niveles y conjunto paralelepipédico, aunque de dimensiones más reducidas y con los corrales separados de la vivienda.

Este tipo de casa, debido a un posterior mejor aprovechamiento económico y una paralela evolución en el nivel de vida, comienza pronto una evolución hacia un tipo de casa payesa más amplio y diversificado, que yuxtapone una, dos o más habitaciones en el interior, y en algunos casos añade un nuevo piso, constituido por una o dos habitaciones que nunca cubren toda la planta y son rematadas con tejado.

En otras ocasiones, se modifica incluso la planta primitiva, presentando una marcada irregularidad y una disposición distinta de las estancias.

A principios del s. XX aparece un nuevo tipo de edificación típicamente formenterense consistente en una casa payesa de dos crujías, tejado en caballete a dos vertientes, encalado o no, y de dimensiones mayores que la cúbica, aunque persisten la misma planta y la misma distribución que en la casa payesa ibicenca.

Cambia el uso de determinados materiales, especialmente en las cubiertas, y se modifican otros detalles constructivos, buscando más bienestar y solidez (el enramado se cubre de obra).

El origen de la arquitectura popular ibicenca ha sido estudiado por numerosos autores. Rolph Blakstad y Eric Muhle defienden un origen que tendría su precedente en las construcciones propias de las antiguas culturas del Mediterráneo oriental, de donde habrían sido importadas por los fenicios.
Por otro lado, Benjamín Costa y Jordi H. Fernández, después de analizar los restos de viviendas de épocas púnica, romana e islámica halladas en Ibiza y Formentera, afirman que no hay suficientes evidencias que permitan defender este origen.

La arquitectura popular ibicenca, y más concretamente la casa payesa (campesina), fue descubierta y muy valorada por los arquitectos del GATEPAC (1934), así como por otros intelectuales y artistas que, en aquella época, visitaron las Pitiusas.

Todos ellos encuentran en nuestras casas payesas un profundo equilibrio entre los valores tradicionales de la forma arquitectónica y los aspectos figurativos y espaciales de su imagen, de carácter pintoresco, coincidiendo así con los criterios funcionalistas del movimiento moderno.

Pero paralelamente al interés y a la admiración que va despertando la casa payesa (campesina), ésta comienza a sufrir un progresivo proceso de abandono y desvirtuación que llegará hasta nuestros días, y está motivado, entre otros factores, por la llegada del turismo, con la subsiguiente sustitución del anterior modelo socioeconómico agrario de autoabastecimiento, del cual la casa payesa es parte indisociable.

(EEiF) Antoni Manonelles Bolle [CON]

Imagen superior:
Can Correu, Venda de Balàfia de Baix, Sant Joan
Foto: Raimon Torres (en web Consell Insular d'Eivissa)

Can Mossènyer, vénda es Novells i es Trull d’en Vic
Foto: Raimon Torres (en web Consell Insular d'Eivissa)

Can Tanca
Foto: Raimon Torres (en web Consell Insular d'Eivissa)

Casa payesa, Santa Eulalia del Río
Foto: Ajuntamet de Santa Eulària des Riu