El dios Bes (I)

Bes es un Dios que aparece en el panteón egipcio, pero que tenía origen extranjero; tal vez procedía de Arabia. El Libro de los Muertos lo identifica con Set, el espíritu del mal, y sin duda por esa significación aparece representado en los cipos o pilastras erigidas en memoria de los muertos, de Horus, símbolo del bien.

En algunos monumentos que representan a Horus, pisando con sus pies las monstruosas personificaciones del mal, los cocodrilos, el escorpión, las serpientes, etc., suele aparecer la cabeza deforme de Bes, como emblema de la enorme fuerza destructora de la naturaleza en contraposición a la eterna juventud del dios niño.

Sus imágenes abundan tanto como elemento simbólico ornamental, como en los amuletos o en los dijes de barro cocido y esmaltado: lo presentan siempre con la figura de un hombre de piernas cortas, abultado vientre, manos apoyadas por lo general en las rodillas, y el rostro, con expresión de una especie de chivo que recuerda a los sátiros griegos, de pómulos salientes, nariz ancha y aplastada, la boca abierta con la lengua fuera, cejas abultadas, y saliendo de la frente, dos cuernos de macho cabrío; lleva también una corona de plumas erguidas de ansar.

Por su expresión se le ha comparado al tipo arcaico de la Gorgona alada, y también a la forma femenina del dios hindú Shiva. Suele ir vestido con una piel de leopardo. En ocasiones, como dios de la danza se le representa bailando de forma grotesca.

Con estas características es muy frecuente su imagen en los objetos usados por las damas egipcias ya que protegía contra el mal de ojo a las parturientas y a los bebés y la fertilidad."

Bes simboliza una divinidad que aparece representada como un enano étnico, de piernas cortas y arqueadas, con cabeza grande y desproporcionada y de complexión robusta y vientre prominente.

Unas veces se encuentra desnudo y otras vestido con una falda de piel de leopardo, con la cola que se le cae desde atrás, entre las piernas abiertas. Sus brazos descansan sobre las piernas o el vientre, o muestran entre sus manos una serpiente o un mazo.

(EEiF) Jordi H. Fernández Gómez [JFG]
Dios Bes (Egipto, 650-350 a. C.)
Foto: Altes Museum (Berlín, Alemania)

El dios Bes (II)

Según todos los indicios, en su origen esta divinidad es africana, probablemente un pigmeo que cubre su rostro con una máscara de hechicero y va vestido con una piel de leopardo, representado en el momento de su danza, algo que no tiene nada de extraño, ya que los pigmeos gozaban de gran consideración y cariño, porque sabían bailar la «danza del dios» y, precisamente, Bes era el dios egipcio de la danza por excelencia.

Bes aparece por primera vez en Egipto, con la diosa hipopótama Tueris, en el relieve del nacimiento de Hatšepsut (1512-1482 a. como protectores de los nacimientos, y por eso su presencia en las mammisis, el lugar destinado a atender a los partos, es constante.

Esta divinidad tenía, además, como misión la de proteger y servir a los dioses, divertirlos con su música y sus cánticos, y velar su sueño para que estuvieran a salvo. Por eso aparece representado en las camas como protector del sueño, del amor profano, del matrimonio y del parto.

También se encuentra en otros utensilios de carácter doméstico como joyeros, espejos, cajas de perfumes, etc.

Las representaciones eróticas de Bes revelan su devoción popular como dios del amor sexual, y existen representaciones de mujeres desnudas que llevan tatuada la figura del dios, tal vez como indicio de su profesión.

Otro de los cometidos de Bes era el de ahuyentar a los reptiles y animales venenosos, evitando o curando, con los amuletos, picaduras o mordeduras de estos animales.

Bes, aunque es un dios extranjero, en Egipto adquirirá una gran popularidad, hasta el punto de llegar a constituir una tríada divina, y así, cerca de Bes, aparecen Beset, la Bes femenina, y todavía el Bes niño, e incluso todo Beset niña.

Esta tríada, en época tardía, llegó a sustituir a la tríada osírica: Osiris, Isis y Horus. Su renombre será tal que llegará a ser uno de los últimos dioses frente a la religión cristiana, y se convertirá en una especie de demonio o de genio maléfico.

(EEiF) Jordi H. Fernández Gómez [JFG]
Relieve de Bes y Beset. Allard Pierson Museum
Foto: Allard Pierson Museum

El dios Bes (III)

La popularidad de esta divinidad hará que de Egipto pase a fenicios y cartagineses, que extenderán su culto por todo el Mediterráneo. Prueba de ello y del predicamento que alcanzó esta divinidad son los numerosísimos y variados tipos de amuletos y escarabeos que se han encontrado con su representación. Su culto está testimoniado en Chipre, en Fenicia, en Cartago, en Sicilia, en Malta y en Cerdeña. En esta isla se han hallado grandes estatuas de esta divinidad procedentes de Bithia y Caralis. También, en la Península Ibérica, se han encontrado amuletos con su representación en Cádiz, Almuñécar (Granada), Guadalhorce (Málaga), Villaricos (Almería), Ullastret (Baix Empordà) y Roses (Alt Empordà).

Aunque las representaciones de Bes en Ibiza no son muy numerosas (algunos amuletos, terracotas y moldes), su representación, con pocas variantes, es una constante en las monedas de la ceca ebusitana, y constituyen un verdadero y elocuente símbolo, identificativo de su procedencia. En ellas aparece Bes, en una o en ambas caras, ostentando una serpiente entre las manos, circunstancia que ha hecho que algunos numismáticos le identificaran, erróneamente, con el Octavo Cabir.

Para Ibiza, esta divinidad adquiere una particular importancia, porque, filológica y epigráficamente, la leyenda 'ybšm en caracteres púnicos que aparece en algunas de las series monetarias debe ser traducida como 'islas del dios Bes', denominación que incluía las islas de Ibiza y Formentera, como ya se hizo con el nombre griego de Pityussai, y como queda corroborado con el nombre en plural, Insulae Augustae, que aparece en las monedas púnicoromanas bilingües de la ceca de Ibiza.

Una posible explicación de esta asociación de Bes con Ibiza habría que buscarla en que sus colonizadores relacionaran la ausencia de animales venenosos con la acción protectora de Bes. La creencia, en la antigüedad, de que la tierra ebusitana poseía propiedades benefactoras, quedó confirmada en varios textos clásicos (Plini, Pomponi Mela, etc.), que afirmaban que hacía huir o mataba a las serpientes y animales venenosos.

No cabe duda de que Bes tenía en Ibiza un culto importante y que, con toda probabilidad, tuvo que tener un templo o un santuario que hasta la fecha todavía no han sido encontrados. [JFG]

(EEiF) Jordi H. Fernández Gómez [JFG]
Representación del dios Bes
Foto: Varios red

Moldes de cerámica con representación del dios Bes
Foto: MAEF (Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera)

Imagen del dios Bes en el MVSEI Vaticani
Foto: MVSEI Vaticani

Estela de la diosa egipcia Beset y el dios Bes, 644-332 a.C
Foto: Museo del Louvre, París