Los Bizantinos (I)

El periodo bizantino en las Pitiusas (Ibiza y Formentera) comenzó en 535 d.C., cuando estas islas eran parte del reino vándalo establecido por Genserico en 429 d.C., con Cartago como capital (439 d.C.). Todo el archipiélago balear, incluyendo Mallorca y Menorca, fue reconquistado y anexado al Imperio Romano de Oriente durante el reinado de Justiniano I, cuando Gelimer, el último de los monarcas vándalos, estaba en el trono.
Procopio de Cesarea, secretario de Belisario, uno de los generales más distinguidos de la época, relata (Bell Vand II, 5, 7) que después de la conquista de Cartago (534 d.C.), Belisario envió una expedición liderada por Apollinari, quien tomó estas islas y luego se quedó como gobernador. Estos eventos ocurrieron en el año 535 d.C.

En cuanto a las fuentes históricas, hay muy poca información literaria adicional sobre las Pitiusas. Durante este periodo, las islas formaron parte de la provincia de Cerdeña, hasta que el imperio se dividió en dos exarcados, Italia y África. Luego, se incorporaron a este último, específicamente a la provincia de Mauritania II, con Septem (la futura Ceuta) como capital (G Cyprios, Desc Orb Rom 670-674).
Además del testimonio crucial de Procopio, es muy relevante la carta de respuesta de Liciniano, obispo de Cartagena, a Vicent, obispo de Ibiza, durante el reinado del emperador Mauricio (582-602). En ella, Liciniano critica a Vicent por haber creído en una carta supuestamente enviada desde el cielo en nombre de Cristo, que incitaba al pueblo a actos de matiz judaizante, y por haberla leído a sus fieles.

Por otro lado, la arqueología ha permitido esbozar un panorama preliminar, aunque aceptable, de aspectos como la economía y las culturas material y espiritual de esa época. A una serie de excavaciones realizadas durante los primeros veinte años del siglo XX, que tocaron elementos de esta fase histórica, como una necrópolis en Sant Antoni de Portmany (1906), tumbas y edificios en ses Figueretes (1907), tumbas en Can Prats, en Can Gabino (Formentera) y en Can Frit (1916) y algunas más en los años 1919 y 1920, entre otras, se pueden añadir, desde finales de la década de los setenta, una serie de intervenciones arqueológicas realizadas con metodología científica moderna que aportaron considerables precisiones sobre esta época. Entre ellas cabe mencionar la villa y algunas tumbas de las "pallisses" de Cala d’Hort (1982-1985), la villa de s'Argamassa (1985-1987), la villa des Clot (1979 y 1989) y la necrópolis de la calle Aragón, nº 33 (1980), además de prospecciones e identificaciones de yacimientos en superficie, valoración de materiales de procedencia diversa, etc.

La época bizantina o romanobizantina (recordemos que los bizantinos se consideraban romanos y de hecho eran los sucesores del imperio) de Ibiza y Formentera tiene un inicio histórico claro, que viene determinado por la fecha del 535 d.C., por las razones antes mencionadas. Sin embargo, su final es aún hoy uno de los problemas más oscuros de la historia de las islas.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Joan Ramon Torres (EEiF)
Imagen superior: Época Bizantina en Ibiza: Emperador Justiniano
Foto: Varios red

Los Bizantinos (II)

Desde un punto de vista histórico, las fuentes son absolutamente silenciosas en cuanto a las islas Pitiusas durante el siglo VIII y la arqueología hasta ahora ha sido incapaz de documentar horizontes de actividad de esta época, ya que tanto los materiales como los niveles arqueológicos que se han podido estudiar no sobrepasan, en el mejor de los casos, los inicios del siglo XX.

Por lo tanto, es evidente que hubo una crisis que pudo haber llevado a una disminución drástica de la población o incluso a dejar estas islas casi deshabitadas. En cualquier caso, parece confirmada la caída de los sistemas socioagrarios existentes en los siglos VI y VII, y es posible que la ciudad ya hubiera experimentado un proceso de abandono.

Los factores que habrían desencadenado este proceso, por supuesto, aún no están claros. Por un lado, está la aparición del mundo islámico, con el que Bizancio mantendría una lucha a muerte desde el siglo VII, que ya se había anexado casi toda la Península Ibérica entre los años 711 y 718.

Sin embargo, no hay constancia de que los musulmanes ocuparan las Pitiusas en este siglo ni en el siguiente.

Nuestras islas, dada la complicada situación del imperio bizantino, probablemente llegaron a ser consideradas como “tierra de nadie”. La transición de la época vandálica a la bizantina fue, con casi total seguridad, un factor de carácter principalmente político-administrativo, al igual que debió suceder entre la época bajoimperial y la vandálica, todo ello, por supuesto, en la vida cotidiana de los habitantes de Ibiza y Formentera.

Las formas de la cultura material no sufrieron transformaciones bruscas, sino evoluciones graduales sobre la herencia del Imperio Romano. Esto es evidente en los rituales funerarios, en cuestiones arquitectónicas, en el mundo de la cerámica, etc.

Quizás, el regreso de Ibiza y Formentera al Imperio Renovado de Justiniano I significó un alivio para ciertas libertades, como la profesión del catolicismo, perseguido ferozmente, al parecer, por los vándalos, que eran arrianos, los matrimonios libres, que los pueblos germánicos solían prohibir entre su gente y los indígenas, etc.

En cuanto a la política y la economía, a pesar de que no existen datos literarios directos sobre el caso de las Pitiusas bizantinas, no debemos olvidar que la administración central, con capital en Constantinopla, era extremadamente burocratizada y que el imperio, absolutamente absolutista, imponía a los ciudadanos impuestos severos hasta el punto de llevarles a menudo a la ruina total.

Es posible que los habitantes de Ibiza y Formentera acabaran sufriendo estas circunstancias.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Joan Ramon Torres (EEiF)
Imagen superior: Época Bizantina en Ibiza: Mapa del Imperio Bizantino
Foto: Varios red

Los Bizantinos (III)

Desde el segundo tercio del siglo VI d.C., cuando, como se ha visto, comienza la etapa bizantina, hasta un momento aún indeterminado, tal vez durante el siglo VIII, es más que probable que la situación experimentara un cambio progresivo hacia una grave decadencia o incluso hacia el colapso.

De la ciudad de Ibiza en época bizantina, se sabe muy poco. Se han hecho descubrimientos de cerámicas fuera de contexto, originales del siglo VI, en lugares como la Ronda de Giovanni Battista Calvi, pero, por ejemplo, cabe decir que piezas muy tardías, propias del siglo VII, más o menos avanzado, como en otros lugares de Ibiza, aún no se han encontrado (¿eso significa, quizás, la ruina o el abandono prematuro de la ciudad en favor de las villas rurales?).

El campo de Ibiza y Formentera seguía habitado y explotado, basándose en antiguas instalaciones de épocas anteriores, con mayor o menor grado de reforma y decadencia, por una población dispersa, aunque cabe señalar que, en proporción a los establecimientos activos en época púnica o alto imperial romana, el porcentaje se había reducido sensiblemente.

La cultura material de la era bizantina en Ibiza y Formentera puede ser examinada desde varias características. La arquitectura, incluyendo la funeraria, se comenta en términos generales por separado. La producción de cerámica es realmente sugerente. En varios talleres, dispersos por toda la isla, se producían, al parecer, todo tipo de cerámicas, que incluían las gamas habituales, es decir, ánforas, jarrones y jarras, platos, cuencos, escudillas, barreños, morteros, coladores, etc. Además de una serie de matices tipológicos que hacen de estas formas herederas directas de las de la época bajoimperial y vandálica, la decoración que casi siempre presentan es muy atractiva, según los tipos. Destacan, en este sentido, los motivos incisos, realizados con una “pinta” o un utensilio de varias púas, horizontales, concéntricos, en friso de meandros o en zigzag, etc.; los puntillados, clavando dicha pinta, en lugar de arrastrarla, por la superficie blanda de la arcilla del vaso aún no cocida; y los círculos en negativo, entre otros. Sin embargo, fue muy relevante y todavía resulta atractiva la decoración de jarrones y jarras con sugerentes combinaciones de hojas de palma incisas a mano.

En esta época, las Pitiusas no estaban aisladas del mundo exterior, ya que la arqueología detecta un comercio activo en los siglos VI y VII d.C. En este sentido, se pueden señalar importaciones de productos africanos, tal y como había sucedido en el bajo imperio y en la época vandálica: ánforas, cerámica de mesa barnizada de rojo, a menudo con motivos estampados de temas característicos del cristianismo primitivo, como cruces simples y crismones, entre otros, lucernas, también decoradas con temas similares, etc., y otras vasijas de procedencia variada, como cerámica de cocina, por mencionar sólo algunos casos.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Joan Ramon Torres (EEiF)
Imagen superior: Cuarta Cruzada, saqueo de Constantinopla
Foto: Varios red

Imagen superior: Iconos bizantinos: Arcángeles
Foto: Varios red

Imagen superior: Iconos bizantinos: San Gennaro
Foto: Varios red

Imagen superior: Fresco en Iglesia del Arcángel Miguel
Foto: Varios red