La Arquitectura defensiva en Ibiza (I)

La inseguridad ha sido un hecho evidente en Ibiza y Formentera durante muchos siglos y sus habitantes han tenido siempre una constante necesidad de protección, y por tanto no debe extrañar la proliferación de edificios de carácter defensivo y de lugares de refugio que todavía hoy se conservan. Éstos son recogidos en el catálogo de monumentos de arquitectura militar de España clasificados en diversas categorías: ciudades con recinto amurallado medieval y fortificado con baluartes; castillos; torres; edificios religiosos fortificados; residencias fortificadas.

Durante siglos el único núcleo urbano de la isla, desde su fundación en el s VI aC, ha sido la ciudad de Ibiza, que puede definirse como una plaza fuerte marítima, es decir, un núcleo urbano surgido con funciones mercantil y civil, pero que se ha convertido en un enclave militar o, al menos, ha sido adornada con fuertes defensas. Dada la topografía del lugar, se puede suponer la existencia de una ciudadela o acrópolis y de una ciudad baja o portuaria; pese a los escasos testimonios arqueológicos, su existencia y su situación resultan lógicas y necesarias.

El escritor romano, del s I aC, Diodoro, que recoge datos de Timeo, en su descripción de Baleares alude expresamente a la ciudad de Ibiza indicando que estaba protegida por importantes murallas. Por el momento no se ha encontrado ningún resto arqueológico de las defensas antiguas que ayude a precisar más al respecto; tan sólo cabe mencionar aquí un tramo de muro descubierto en el sondeo realizado dentro del recinto de la almudaina, cerca de la torre VIII, que tal vez pudo tener una función defensiva. El mismo muro norte de este recinto, al que se supone gran antigüedad, no puede, de momento, retrotraerse más allá del siglo VI d.

La ciudad, antes de la construcción de las murallas renacentistas, contaba con otro sistema defensivo. Testimonios escritos de los siglos XII y XIII evidencian la existencia de un triple recinto amurallado en época árabe, aunque esto no confirma que el origen de los diferentes tramos conservados sea íntegramente de esa época. Esta fortificación medieval estaba formada por lienzos rectos de muralla, que alternaban con torres de dimensiones desiguales y de formas diversas, que rodeaban la cima y la vertiente noroeste del puig de Vila, y se adaptaban al terreno en sentido descendente.

Para la reconstrucción de los recintos medievales ha sido fundamental el testimonio de los distintos planos correspondientes a la época de ejecución de la nueva fortificación renacentista, dado que el proyecto inicial era la creación de una muralla paralela que rodeara la antigua fortificación con un sistema de baluartes más moderno y acorde con la época.

El primer recinto ocupa la parte alta del puig de Vila, donde se encuentra el castillo-almudaina, protegido por lienzos de muralla y por once torres. En la parte posterior del castillo de Ibiza, la antigua muralla está enmascarada por construcciones posteriores, mientras que en la cara norte quedan vestigios de los paramentos y torres, probablemente, de época árabe. El tramo de poniente de este primer recinto ha sido recientemente localizado en las excavaciones de la ronda de Calvi, de forma que se han podido documentar las torres XXV y XXVI y el tramo de muralla hasta la esquina noroeste del castillo. En la parte que mira al puerto de Ibiza quedan visibles las torres XIV, XV y XVI. Entre las dos últimas se encuentra una de las puertas de acceso a la villa superior, llamada sa Portella .

Del tramo que separaba los dos recintos superiores, no quedan muchos vestigios, ya que fue anulado después de la conquista. Por otra parte, tampoco aparece documentado en los planos antiguos de la ciudad. Aún así, su existencia se ha podido documentar arqueológicamente bajo Can Llaudis y en el enlace de la calle Major con la calle de Sant Ciriac.
El tramo que separaba la villa media del arrabal se conserva bien. Los elementos estructurales que lo conforman son la torre octogonal del seminario, el lienzo de muralla y las torres XX y XXI, situadas en la calle Sant Josep.
En el último recinto, llamado arrabal o arrabado, se encuentran las dos únicas torres de planta circular de toda la fortificación: la torre XXVIII, situada dentro del baluarte de Sant Joan, y la torre XXX o torre Nueva, en el baluarte de Sant Pere .

(EEiF) Rosa Gurrea Barricarte [RGB]
Imagen superior:
Recinto de la Almudaina de Ibiza desde poniente
Foto: A. Campañá

La Arquitectura defensiva en Ibiza (II)

El recinto fortificado renacentista (las murallas renacentistas) se celebró en la segunda mitad del s. XVI, y su construcción se enmarca dentro de la política de defensa proyectada por Felipe II, que comportó la fortificación de varias plazas fuertes marítimas del Mediterráneo. Después de algunos siglos en activo, las murallas medievales sufrían un fuerte deterioro, y por otra parte los continuos ataques que asolaron la isla en la primera mitad del s. XVI provocaron una gran indefensión en la población, que exigía soluciones inmediatas a este grave problema. Esto conllevó la construcción de las nuevas murallas siguiendo criterios más modernos y adecuados a la época.

A esta época, precisamente, pertenece gran parte de la documentación cartográfica que fue determinante para el estudio de ambos recintos fortificados. Giovanni Battista Calvi fue el ingeniero encargado de realizar el proyecto, y diseñó el recinto fortificado con baluartes que rodea la ciudad medieval siguiendo el perímetro de las defensas existentes. Consta de seis baluartes -San Bernardo, San Jorge, San Jaime, San Pedro (o Portal Nou), San Juan y Santa Tecla- y dos accesos principales -el portal de Mar, a orillas del baluarte de San Juan, y el portal Nou, que atraviesa el baluarte del mismo nombre. La obra se empezará el año 1554 por la parte de poniente, y se harán rápidamente los tres primeros baluartes, pero pronto surgirán varios problemas que ralentizarán los trabajos; y asimismo la muerte de G. B. Calvi también debió afectar a la marcha del proyecto.

En 1575 llega a la isla un nuevo ingeniero para ver las obras de la fortificación, que entonces estaban prácticamente paralizadas, Giacomo Paleazzo "el Fratín". También se le había encomendado la búsqueda de soluciones para proteger un núcleo de viviendas instaladas en el puig de Santa Llúcia, fuera de las murallas. Tres años después ya se había realizado la nueva traza que rectificaba el cierre proyectado por G. B. Calvi. Esta nueva traza comportó la ampliación del recinto y el perímetro de los muros con un baluarte nuevo, el de Santa Llúcia, y la ampliación del de Sant Joan. Asimismo se alteró el sitio del portal de Mar, que fue ubicado entre los dos baluartes mencionados. Esta reforma representó una importante ampliación del espacio urbano protegido.

En la cima del puig de Vila está el castillo, que se construyó después del s VI aC, seguramente en la época islámica, al tiempo que la almudaina. Se trata de un recinto de planta trapezoidal casi cuadrado, protegido por siete torres de planta cuadrada y una puerta en el NE. Su superficie es de unos 1.500 m2. El tramo oeste hace de divisoria con la almudaina. Cuatro torres se disponen en los ángulos y las otras tres están en los tramos del sur y de levante, y en este último se abre la única puerta exterior ubicada entre la torre II, por un lado, y sa Torreta (torre III), en la otra. En el tramo interior debió haber otra puerta que debía poner en comunicación los dos recintos medievales.

Dentro de la categoría de edificios religiosos fortificados se incluyen las primeras capillas rurales, situadas una en cada uno de los quartons en los que se divide la isla de Ibiza después de la conquista catalana de 1235. Son las siguientes: iglesia de Sant Antoni de Portmany, iglesia de Santa Eulalia del Río, iglesia de San Miguel de Balansat y la de San Jorge de ses Salines. Todas ellas tienen como característica común y destacable su aspecto fortificado, arquitectónicamente definido por una construcción de planta cuadrangular con grandes muros que hacían refugio en momentos de peligro. También es necesario hacer constar que su ubicación no es muy aleatoria, ya que suelen ocupar lugares estratégicos con gran visibilidad sobre el entorno. (Ver Iglesias de Ibiza).

La iglesia de Sant Antoni de Portmany es la única de la que se conoce el documento que otorga el permiso del arzobispo de Tarragona para construir la capilla y un foso, fechado en 1305. Estuvo ubicada en el mismo lugar que ocupa hoy día, y se sabe que se hicieron obras importantes en los años 1644, 1674 y 1784, aunque todavía conserva el aspecto fortificado del edificio original. Parece que éste estaba adosado a una torre alta de planta cuadrada, que forma la cabecera del templo. En la planta inferior, separado de la nave por un arco apuntado, se encuentra el presbiterio, sobre el que hay dos plantas más y la azotea, al que se llegaba por una escalera situada, seguramente, en el lado SE.

(EEiF) Rosa Gurrea Barricarte [RGB]
Imagen superior:
Muralla y Catedral a la entrada del Puerto de Ibiza
Foto: (EEiF)

La Arquitectura defensiva en Ibiza (III)

Se trata de una construcción hecha de piedra irregular —salvo las esquinas, donde se utilizan sillares de piedra arenisca—, que puede ser bastante antigua, ya que tiene características típicas de las torres medievales, como son las aspilleras que se abren en la fachada este y el cuerpo inferior rematado en talud.

También se deben mencionar las almenas y las troneras, todavía conservadas en el rematado del muro oeste, que seguramente existieron en los otros muros, y que podría relacionarse con el hecho de que la iglesia había sido artillada en 1505.

Difícilmente puede identificarse esta importante construcción con la torreta que el ingeniero Castellón dice que hicieron los habitantes de Portmany en 1687, y aunque no se conserven documentos escritos es muy probable que aquélla sea bastante anterior.

El resto del edificio religioso se adosa al oeste de la torre, incluidos los grandes muros laterales, que llegan hasta más de la mitad de aquélla. En el exterior están rematados en talud hasta el cordón de media caña que hay en lo alto, y por encima de éste los muros se levantan verticales formando el parapeto superior. La entrada original en el templo se abre en el muro sur en forma de arco de medio punto con doble muro.

Una de las primeras referencias a la iglesia de Santa Eulària es el 1338, a raíz de un beneficio fundado por Ramon Arabí, aunque en el año 1302, con ocasión de un homicidio en Molins, ya se habla de un lugar llamado Santa Eulalia, lo que ya induce a pensar que existía un templo.
Del edificio antiguo casi no se sabe nada, pero parece que el cuerpo central de la iglesia, que todavía conserva los grandes muros perimetrales, debió formar parte de la antigua capilla.

Como el resto de iglesias mencionadas, se trata de un edificio bien fortificado ubicado en un lugar estratégico que sirve, no sólo para el cuidado de las almas, sino también como refugio de los habitantes de los alrededores.

Se tiene noticias de que poco antes de 1555 sufrió un ataque y la gente que se había resguardado fue capturada después de que los turcos derribaran parte de un muro del edificio. Por aquel entonces estaba en la isla el ingeniero que hacía las murallas de Ibiza, G. B. Calvi, quien, por indicación de la princesa gobernadora, el mismo año fue a Santa Eulalia para ver la iglesia y remediar los desperfectos.

Puede que entonces se proyectara la construcción del torreón o baluarte semicircular para proteger el lado más accesible, a la vez que se reparaban los daños hechos durante el ataque. Las obras debieron iniciarse en 1562, y el 12 de febrero de 1568 se dijo una misa a la «yglesia nove (que) se hecha antes estaba primero». Probablemente no se hizo una construcción totalmente nueva, pero parece que se aprovechó la ocasión para hacer cambios suficientes, que dieron a la capilla un nuevo aspecto.

Sobre un puig elevado se levanta la iglesia del quartó de Balansat, dedicada a Sant Miquel. Su aspecto es el de una fortaleza con muros exteriores acentuadamente inclinados.

El edificio original era de planta rectangular, delimitado por grandes muros, y en el interior todavía se conservan los cuatro arcos apuntados que apoyan la bóveda y que debieron formar parte de la antigua capilla. Posteriormente se han abierto algunas capillas laterales y se han añadido otras edificaciones, pero todavía tiene el carácter fortificado de sus orígenes.

La iglesia de Sant Jordi de ses Salines tiene, como las demás, el carácter fortificado, en este caso acentuado por las almenas que rematan los muros del cuerpo central, que debieron formar la capilla primitiva.

Este cuerpo es de planta rectangular y está hecho con grandes muros de taludes bien pronunciados. Los siglos XVI-XVIII se abrieron varias capillas laterales, y por tanto se perforó la parte baja de los muros antiguos, a fin de ampliar el espacio religioso; además se añadió el porche en el exterior y, en otro tiempo, otras dependencias.

(EEiF) Rosa Gurrea Barricarte [RGB]
Imagen superior:
Iglesia de Santa Eulalia
Foto: Varios red

El Baluarte de Santa Llúcia, al atardecer
Foto: Ajuntament d'Eivissa

El Portal de Ses Taules, el principal acceso al recinto amurallado de Eivissa
Foto: Ajuntament d'Eivissa

Vista de la muralla con la Catedral al fondo
Foto: Varios red