Yacimiento de S'Hort des Palmer (I)

Este espacio del Pla de Vila, de alrededor de 750 m2, abarcaba partes de antiguas propiedades, como Can Beia y el jardín de Es Palmer, así como extensiones de la casa de Can Xorat y el camino de sa Joveria, que lo cruzaba de suroeste a noreste.

Es un sitio arqueológico destacado y reconocido en esta área, que consta de un cementerio que rodea un camino romano. Sin embargo, una de sus características destacadas es el amplio rango cronológico en el que se desarrolla.

Durante la investigación arqueológica, se encontraron restos de una fábrica de cerámica de la época púnica, con estructuras que sugieren una división interna del espacio, de clara influencia púnica.

Estas estructuras están hechas con grandes bloques de piedra de tono rojizo, poco comunes en el registro local. Los estratos arqueológicos asociados a estas estructuras contenían gran cantidad de material cerámico.

También se encontró un asentamiento rural de la época romana temprana, que se superponía parcialmente a la estructura anterior.

Destacan los restos de un gran edificio rectangular, construido con muros de doble hilera hechos de mampostería. Se conservan las últimas filas de muros y los cimientos, siendo estos los elementos más notables en términos arquitectónicos. Además, hay una entrada cuidadosamente construida al norte, con todos los elementos propios de una puerta de doble hoja.

En el sector noroeste se encontró una estructura de almacenamiento de agua, que probablemente formaba parte de una unidad de explotación agrícola cercana al centro urbano, destinada a abastecer de agua a las tierras vecinas. Los materiales arqueológicos asociados a esta estructura indican una cronología del siglo II después de Cristo.

Una vez abandonados los edificios, se estableció un cementerio a lo largo de un camino que iba de noroeste a sureste en el sector oeste del terreno. Este camino era una importante vía romana, con un pavimento de tierra compacta y pequeños fragmentos de cerámica y piedras.

A ambos lados de esta vía, los enterramientos proliferaron y en algunos casos dieron lugar a la construcción de mausoleos y estructuras funerarias que enriquecen el conjunto.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)
Imagen superior: Hort des Palmer: Vista aérea del yacimiento desde el sector noroeste durante las excavaciones
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)

Yacimiento de S'Hort des Palmer (II)

Es relevante mencionar que algunos de estos enterramientos están asociados a diferentes tipos de estructuras funerarias. Algunos son simples estructuras circulares de mampostería o túmulos que marcaban la ubicación, mientras que otros son estructuras rectangulares sólidas, construidas con bloques de piedra de diferentes tamaños, que también aprovechaban restos de otras construcciones. Sin embargo, el más impresionante es el de los restos de un edificio rectangular, cuya base sugiere su carácter monumental, posiblemente un mausoleo. Los bloques de piedra que lo componen fueron trabajados con gran precisión y colocados cuidadosamente.

En total se excavaron 42 tumbas de diferentes tipos: 32 cistas*, enterramientos en fosa simple, un enterramiento infantil en una ánfora y tres sarcófagos (uno de estilo púnico, probablemente reutilizado, uno hecho de piedra caliza con rasgos humanos y otro hecho para un niño utilizando el fuste vaciado de una columna de piedra arenisca).

El establecimiento inicial del cementerio está relacionado con los enterramientos en fosa y ataúd, y estos a su vez están vinculados a los principales monumentos funerarios.

La secuencia temporal de este conjunto tiene sus antecedentes en los comienzos del siglo IV después de Cristo. En términos generales, se puede afirmar que estas tumbas fueron planeadas en términos de distribución del espacio y ninguna de ellas albergó a más de una persona.

Después de eso, se produjo una intensa proliferación de enterramientos en esta área, caracterizados por la falta de planificación previa en cuanto a su ubicación. Son pocos los enterramientos que no han sido reutilizados; llegando incluso a encontrarse hasta cuatro individuos en un solo enterramiento. Además, encontramos un grupo de cistas* que se distinguen por su simplicidad.

No se puede hablar de uniformidad en las prácticas funerarias de esta época, ya que no hay elementos funerarios acompañando a los individuos, a excepción de un caso en el que se encontró un collar de piedras semipreciosas, principalmente amatistas, junto al cuerpo. Uno de los ejemplares, presumiblemente destinado a estar junto a la valla, tiene un grabado que representa la figura del dios romano Hermes.

Este grupo de enterramientos es el más común en el conjunto de la necrópolis. Su cronología se sitúa en torno al siglo V después de Cristo.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)
Imagen superior: Hort des Palmer: Restos de una estructura interpretada como un edificio de carácter funerario
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)

Yacimiento de S'Hort des Palmer (III)

En este momento se encuentran diferentes tipologías y técnicas funerarias, no solo cistas*, sino también sepulturas construidas con mampostería de piedra, con o sin suelos de mortero de cal, utilizando tegulae para las paredes o ladrillos como cubierta.

Por último, se documenta un tercer momento de uso sepulcral del terreno, datado a finales del siglo VI o principios del VII después de Cristo. En este caso, se trata de ciertos enterramientos en cistas* hechas de losas de marés. Para crear esta estructura, se utilizaron grandes bloques de piedra, algunos de ellos cuidadosamente trabajados para nivelar el terreno.

En el interior de una de estas estructuras, aunque fuera de contexto histórico, se encontró una lápida de la época romana con una inscripción funeraria: "Memmiae Boticae V.ANN.LVI. Matri Pientissima Fili Fec". La pieza está hecha de piedra caliza local y lleva una leyenda conmemorativa escrita. Es básicamente un tributo que un hijo rindió a su madre cuando esta falleció a los 56 años.

Estas estructuras son siete en total, agrupadas y cubiertas por un pavimento de opus signinum. En su interior descansaban uno o más individuos, siempre orientados con la cabeza hacia el oeste y sin ningún tipo de ajuar.

Encima del pavimento que sellaba el conjunto, se encontró un mosaico de aproximadamente 2,20 metros de largo y unos 42 centímetros de ancho máximo, que estaba adosado a una pared con una leve curvatura.

El mosaico se encontraba interrumpido por una antigua tubería de arcilla. Los motivos representados eran marinos, como un cuerno y un pez, entre otros. Las teselas del mosaico eran de diferentes colores: blanco, gris, verde y rojo, hechas de terracota. Estaban dispuestas de forma radial y adosadas perfectamente a una pared que sugería una forma hexagonal u octogonal en el exterior.

Es importante mencionar que el anexo de la casa de Can Xorat, que aún se mantenía parcialmente en pie, era un pequeño edificio de forma triangular, cuyo interior estaba a nivel subterráneo y se accedía a él a través de una pequeña escalera en forma de zigzag. Según testimonios de los últimos habitantes de la casa, era un refugio antiaéreo construido a finales de 1936 para proteger a la familia en caso de ataque.

(*) Cista: monumento megalítico funerario individual, de pequeñas dimensiones.

Fuentes: Voy@ibiza (AfM), Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)
Imagen superior: Hort des Palmer: Detalle del mosaico recuperado, con un cuerno y un fragmento de un pez
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)

Imagen superior: Hort des Palmer: Ánfora datada a partir del 400 dC, empleada como urna funeraria para un entierro infantil
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)

Imagen superior: Hort des Palmer: Entierro en cista*
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)

Imagen superior: Hort des Palmer: Posible reconstrucción del collar que forma parte del ajuar de un entierro
Foto: Glenda Julieta Graziani Echávarri (EEiF)