UNIVERSIDAD DE IBIZA (I)

La Universidad de Ibiza (Universitat d'Eivissa) fue una institución de gobierno y representación local de las islas de Ibiza y Formentera entre el s. XIII y la promulgación y aplicación del Decreto de Nueva Planta de Mallorca e Ibiza a principios del s. XVIII.

La Universidad se engloba en los organismos municipales que muchos reinos por toda Europa, entre ellos la Corona de Aragón, crearon a lo largo de la Edad Media y que daban un mayor o menor grado de gestión de los asuntos locales a los habitantes de las propias poblaciones. Sus equivalentes en el resto de las islas Baleares son el Gran y General Consejo de Mallorca y la Universidad de Menorca.

En el conjunto de la Corona de Aragón, mientras los siglos medievales supusieron la aparición de las estructuras de poder local, los siglos modernos fueron los de la progresiva pérdida de ese poder en beneficio del poder real, de acuerdo con la doctrina del absolutismo.

El fin de la Universidad llegó con los Decretos de Nueva Planta y la aplicación del absolutismo a todos los niveles de la administración. Así la Universidad de Ibiza fue sustituida por el Ayuntamiento, organismo de origen castellano y de implantación borbónica, que supuso un recorte de las libertades y privilegios que la Universidad había representado para las Pitiusas dentro de la Corona de Aragón .

A diferencia de sus equivalentes de Mallorca y de Menorca, la Universidad de Ibiza siempre fue un organismo unitario, sin la creación de consejos o de universidades subsidiarias en su parte foránea, debido a la dispersión del hábitat en Ibiza y del persistente despoblamiento de Formentera.

FUNCIONAMIENTO
La base social de la Universidad eran los prohombres, u hombres buenos, que eran aquellos que tenían un reconocimiento social y económico por parte de toda la población. Las instituciones más importantes de la Universidad se renovaban anualmente y se basaban en el principio de aprobación por decisión mayoritaria. Estas instituciones eran el Consejo General, el Consejo Secreto y los jurados (jurado).

El Consejo General era una asamblea representativa de la población de los prohombres de la isla, de número variable de asistentes a lo largo de los siglos, pero que rondó la cincuentena durante la mayor parte de su historia.

El Consejo Secreto era una asamblea menor, una suerte de comisión permanente del Consejo General que hasta el s. XVII fue de trece miembros.

Los jurados, por su parte, eran inicialmente tres prohombres que se hacían cargo de la gestión diaria, siendo un verdadero centro de gobierno de la Universidad, que presidían y ejercían su representatividad, además de formar parte del Consejo Secreto.

La figura de los prohombres, la institución del Consejo General y la idea de la Universidad son tres manifestaciones del propio cuerpo jurídico y no existen en ningún momento por separado.

Respecto al funcionamiento y la articulación de las diferentes instituciones -Juraria, Consejo Secreto y Consejo General- se sabe que en el s. XV el Consejo Secreto se reunía casi cada dos días. Se trataban asuntos muy variados: el abastecimiento de trigo para la isla, el nombramiento de obreros, el envío de nuncios o síndicos frente al rey, etc. El Consejo Secreto, por tanto, era un órgano delegado que servía para tratar asuntos cotidianos, pero que no podían esperar a la convocatoria del Consejo General o que no eran suficientemente importantes.

Por el contrario, el Consejo General se reunía sin una periodicidad establecida, pero podían pasar entre uno y dos meses hasta la siguiente reunión. Una de las reuniones ordinarias más importantes del Consejo General era la que el día 1 de abril servía para elegir al Consejo Secreto y a los oficiales. En estas reuniones se trataban temas que necesitaban un mayor consenso, como los privilegios de insaculación —en el s. XV— o incluso la asignación que los jurados debían recibir para vestirse correctamente, ya que era costumbre diferenciarse del resto de ciudadanos, así como de otros cargos de la Universidad.

El Consejo General, igualmente, se reunía para ocasiones excepcionales, como cuando el Reino de Mallorca fue reintegrado a la Corona de Aragón dos veces, 1285 y 1343, para decidir qué camino debería seguir la isla de Ibiza ante la invasión de Mallorca, en esas dos ocasiones.

Dado que la asistencia al Consejo General no siempre podía garantizarse, era muy habitual que un miembro que no podía asistir fuera sustituido por otro que cumpliera los mismos requisitos.

En cuanto a la asistencia, los jurados y consejeros de la mano foránea, ya entrando en el s. XVII, se quejaron, entre otros agravios, de que la distancia les impedía muchas veces involucrarse en el funcionamiento de la Universidad, puesto que no podían asistir a las reuniones diarias.

Los principales ingresos de la Universidad provenían de la venta de la sal, que acontecería desde el s. XIII la columna vertebral de la administración de la Universidad, junto con algunos impuestos indirectos o derechos (p. ej., derecho de bolsa, derecho del sello...). Así fue desde esos años hasta su fin, cuando con el Decreto de Nueva Planta las salinas pasaron a ser propiedad de la Corona. [JPT]

Joan Piña Torres [JPT]
EEIF, Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera
Imagen superior: Escudo situado sobre la puerta del edificio de la Universidad de Ibiza, en la plaza de la Catedral, de 1503, que posiblemente reemplazó a otro más antiguo.
Foto: Anna Colomar Marí

UNIVERSIDAD DE IBIZA (II)

Respecto a los espacios y edificios que utilizaba la Universidad para las reuniones del Consejo General, las más concurridas, el lugar habitual era la misma iglesia parroquial de Santa María. Pero para la gestión diaria de los jurados y los consejeros, las reuniones se hacían probablemente en las sucesivas lonjas que existieron, la vieja y la nueva. Finalmente la Universidad acabó dotándose de un edificio propio, construido en el s. XVI, o tal vez antes, en la plaza de las Tres Cortes, posteriormente de la Catedral, y anexo a la capilla de El Salvador, justo frente a la iglesia de Santa Maria. Este edificio fue sede de la Universidad hasta 1715 y del Ayuntamiento hasta 1838. En 2015 es parte del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera. No sólo se celebraron las reuniones de los jurados y del Consejo Secreto, sino que además se guardaba el dinero y los documentos.

Poco a poco la organización de la Universidad fue volviéndose cada vez más compleja y fue creando su documentación a través de una serie de libros, que han llegado sólo parcialmente, básicamente de los s. XV, XVI y sobre todo del XVII. Algunos recogen los privilegios y documentos más importantes, como el Llibre de la Cadena. Otros levantan acta del día a día de la administración de la propia Universidad y sus reuniones, como los libros de determinaciones de los consejos secreto y general o los libros de juraría. La mayor parte de la documentación son libros en los que se consigna la información económica (impuestos, pólizas, ápocas...) o en los que los diferentes oficiales llevaban el día a día de su gestión (clavario, hospitalero, formenter... así como la importante colección de los oficios de la sal, como el escribano o el guardián).

Todo este fondo se conserva en el Archivo Histórico de la Ciudad de Ibiza, con excepción del Libro del mostasaf de Ibiza, que se encuentra en la Biblioteca de Catalunya.

FUNCIONES Y OFICIOS DE LA UNIVERSIDAD
Durante los siglos que existió la Universidad, asumió gradualmente una serie de funciones muy variadas. De las más importantes sin duda estaba la gestión de todas las fases de producción y distribución de la sal. Pero también asumió otros como asegurar el abastecimiento de grano a las islas para las épocas de penuria, asesorar a los conseñores en la administración de justicia, gestionar diferentes aspectos del puerto como el astillero, asegurar el mantenimiento de las defensas y los depósitos de armas para repartirlas en caso de necesidad, ejercer la vigilancia de las puertas de las murallas, controlar los pesos y medidas del mercado, gestionar el hospital de pobres, mantener a los maestros de educación elemental, representar la sociedad pitiusa frente a los reyes o de cualquiera de los conseñores, financiar las fiestas populares...

Para organizar toda esta complejidad de funciones, al margen de los cargos más importantes que existieron, los jurados y los consejeros, la Universidad se dotó de una serie de oficios con distinta importancia y responsabilidad. Sin embargo, estos oficios no existieron desde el inicio de la Universidad, sino que se fueron creando a lo largo de los siglos, según las necesidades. Además, muchos sufrieron modificaciones o fusiones en sus funciones. Los distintos regimientos, como los de 1454 o el de 1663, establecen a qué mano pertenecían y de qué forma eran elegidos.

ORÍGENES DE LA UNIVERSIDAD
La Universidad ya aparece en algún momento del s. XIII, posiblemente poco después de la conquista catalana (1235). Aunque la historiografía desde Isidor Macabich señala el año 1299 como el de la creación de la Universidad, lo cierto es que las evidencias documentales muestran como antes, a lo largo del s. XIII, ya existía de forma primitiva y es citada continuamente.

Respecto a una fecha real de aparición de la Universidad, es bastante probable que exista una relación con la promulgación de la Carta de Franquesas en 1236, cuando los prohombres obtuvieron ciertas atribuciones asesorando a los alcaldes en determinadas cuestiones, p. ej. la justicia. No debe sorprender que la Universidad existiera previamente en 1299, ya que el Gran y General Consell de Mallorca fue creado y articulado por primera vez en 1249, sólo veinte años después de la conquista, y la Universidad de Menorca se creó en 1287, el mismo año de su conquista.

Tan sólo hay que observar que, con la información con la que se cuenta, la Universidad de Ibiza existía, como se ha dicho, sin demasiados poderes. Sólo contaba con el Consejo General o de prohombres (al que ese siglo asistía más de un centenar de personas) como institución de referencia y seguramente sólo como órgano consultivo de los alcaldes. El conjunto de prohombres, reunido en totalidad o en parte en el Consejo General de la Universidad, existía por tanto desde una fecha muy temprana. A partir de ahí se fue articulando a lo largo de los años según las necesidades, sin existir necesariamente un regimiento o conjunto de normas orgánicas hasta 1299. La década de los años sesenta del s. XIII el consejo de prohombres se reunió para gestionar la donación de las salinas en los años 1261 y 1267, y en 1264 Guillem de Montgrí pactó con el mismo consejo la prescripción de los censos de la tierra.

En ambos consejos relacionados con la donación de las salinas aparecen por primera vez los precedentes de los oficios de los estanques de la sal que existieron hasta el s. XVIII, los primeros de los muchos oficios que rodearon la Universidad. El documento de 1261 especifica que el alcalde real debía elegir tres prohombres para dividir el producto de la sal, que debía beneficiar a toda la población. A partir de entonces el papel de la Universidad en las salinas, unido a los diferentes intereses de particulares, de los conseñores o de la corona, fueron fuente habitual de conflictos durante siglos dados los intereses que se crearon desde el primer momento alrededor de esta importantísima fuente de riqueza. [JPT]

Joan Piña Torres [JPT]
EEIF, Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera
Imagen superior: Retrato de Felipe V
Foto: Varios red

UNIVERSIDAD DE IBIZA (III)

Entre los años 1285 y 1286 el Consejo General volvió a aparecer como representante de la Universidad, para decidir la rendición y jurar fidelidad ante el rey Pedro de Aragón, que invadió el Reino de Mallorca para reintegrarlo a la Corona de Aragón.

Por tanto, con estos ejemplos y otros similares, se comprueba como en el s. XIII ya existía la Universidad y su Consejo General, además de los primeros oficios con los que se dotó. Así pues, la Universidad fue construyéndose según las necesidades de cada momento y en sus orígenes no era más que una asamblea muy numerosa de prohombres, que transmitían sus acuerdos y decisiones a los alcaldes.

REIVINDICACIONES DE LA ÉPOCA MODERNA
La unión entre la Corona de Aragón y la de Castilla no supuso un cambio en el funcionamiento de la Universidad, como tampoco lo fue para el resto de instituciones de la Corona de Aragón. Ahora bien, sí supuso para todas estas instituciones un alejamiento de la monarquía, y una menor receptividad de ésta última a sus peticiones, memoriales o quejas.

Durante el levantamiento de las hermanías de Mallorca de 1521-1522, la Universidad de Ibiza se mantuvo fiel al rey Carlos, e incluso la isla acogió el virrey del Reino de Mallorca y los nobles que huyeron a la isla vecina, sin más consecuencias.

La inseguridad que vivió el Mediterráneo durante buena parte del s. XVI y el cambio en la tecnología bélica desembocaron en la construcción de las murallas renacentistas proyectadas por el ingeniero Giovan Giacomo Palearo 'el Fratín'. Previamente al inicio de las obras, los jurados ya pedían que la Corona aumentara la dotación de soldados que se había trasladado recientemente para defender la isla y que juzgaban insuficiente.

La Universidad se había hecho cargo del mantenimiento puntual de la fortificación medieval, pero las nuevas murallas fueron de iniciativa y patronaje real. Sin embargo, esta obra fue financiada por la Corona, los conseñores y la Universidad. Esta última tuvo un papel subsidiario pero importante: contribuía económicamente con el millarés y diversas tallas y donaciones, y también aportaba mano de obra y material. Además, los jurados protestaron por el desinterés de los conseñores eclesiásticos por contribuir con la parte que les correspondía.

En 1626 los jurados insistieron y alegaron nuevamente ante Felipe IV los argumentos a favor de este obispado: falta de recursos económicos (rentas) y religiosos (vocaciones, sacramentos...). Pero a pesar de que esta reivindicación se prolongó hasta 1654, las negociaciones habían entrado en una calle sin salida y ésta murió y no reapareció hasta más de un siglo más tarde. La crisis financiera que vivía la monarquía desde hacía varios decenios también afectó a Ibiza y a la Universidad.

La sal, fuente de ingresos segura pero mal gestionada y muy ambicionada, se usó para pagar los sueldos a los gobernadores, que la recibían libre de impuestos y por tanto podían venderla a un precio más bajo. Los jurados, celosos de los privilegios de la Universidad y guardianes de sus propios intereses, se quejaron repetidamente de esta situación.

LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL FIN DE LA UNIVERSIDAD
Durante la Guerra de Sucesión en la Corona española, entre 1700 y 1715, la Universidad de Ibiza ató su destino al del resto de la Corona de Aragón. Durante unos años la Universidad no se decantó por ninguno de los pretendientes, ni por Felipe de Anjou ni por Carlos de Habsburgo. Pero en 1706, debido a la presencia de una escuadra angloholandesa cerca del puerto de Ibiza, la Universidad juró fidelidad al pretendiente austracista, añadiéndose a la mayor parte de territorios de la Corona de Aragón.

La guerra afectó al normal funcionamiento de la Universidad, ya que ese mismo año se mandó que se sacaran de los sacos los nombres de las personas que podían ser más favorables a los borbones. Durante la guerra la Universidad también vio cómo se llevó a cabo una operación para arrendar la explotación de la sal a un particular, el italiano Giovanni Battista Visconti. Esta operación fue realizada en 1709, con el consentimiento del gobernador José Ponce de León, de unos jurados sin intereses en el comercio de la sal y sin convocar al Consejo General, que en un caso así debía ser escuchado y había de decidir.

Los últimos años de la guerra fueron marcados por el litigio a distintos niveles para recuperar la gestión de la sal. La Universidad tanto actuó ante el archiduque Carlos, sin suerte, como intentando que el jurado jefe ocupara el puesto del gobernador, recurriendo a un documento real de 1662, intento que el gobernador abortó.

Sólo a finales del s. XVIII el Ayuntamiento de Ibiza empezó a ver cómo se segregaban ayuntamientos rurales, proceso que se consolidó con la llegada del liberalismo en el s. XIX. Por tanto es posible ver una continuidad institucional entre la Universidad de Ibiza y el Ayuntamiento de la Ciudad de Ibiza, heredero del ayuntamiento borbónico, que incluso ocupó el mismo espacio en la plaza de la Catedral hasta el año 1838.

Ya a finales del s. XX, con la creación del Consell Insular de Ibiza y Formentera, quiso vincularse simbólicamente esta institución con la antigua Universidad, ya que son las únicas instituciones de autogobierno propias de las islas de Ibiza y Formentera que han existido desde la conquista catalana de 1235. [JPT]

Joan Piña Torres [JPT]
EEIF, Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera
Imagen superior: Fachada de la Universidad de Ibiza
Foto: Vicent Marí

Foto: Jaime II de Mallorca
(EEiF), Archivo Histórico de Ibiza y Formentera

Foto: Rey Carlos ante el Papa
(EEiF)

Foto: Escrito de junio 1763 del secretario del Ayuntamiento
(EEiF)