Jordi Joan Riquer
Personajes de Ibiza
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Jordi Joan Riquer (I)
Jordi Joan Riquer (Ibiza 1905 - 1989). Nació el día 13 de septiembre, en el seno de una familia de cariz conservador. Fue el tercero de cuatro hermanos; su padre era secretario del juzgado de Ibiza.
Después de realizados los estudios primarios y secundarios en Ibiza, se examinó de bachillerato en Palma. Ya en esa época empezó a escribir, realizando colaboraciones en la prensa local.
Después se trasladó a Valencia, donde realizó estudios de derecho, que más adelante simultaneó con los de letras. También fue entonces cuando empezó a frecuentar grupos estudiantiles de cariz progresista ya tener problemas con la policía.
Como consecuencia de sus contactos con los movimientos estudiantiles progresistas que había tenido en Valencia, al regresar a Ibiza se integró enseguida en los sectores progresistas de la sociedad ibicenca de la época.
En principio militó en Alianza Republicana, para pasar después a Acción Republicana, de la que fue ningún local en 1931. Posteriormente militó en el Partido Radical (Agrupación de Martínez Barrio).
Si bien mantuvo también contactos con el mundo anarquista desde 1928, su afiliación a la CNT tuvo lugar más adelante.
En 1933 pasó a ocupar el cargo de director del Hospital Provincial y de la Inclusa. También actuó cierto tiempo como fiscal municipal.
Gracias a sus estudios de derecho, actuó como asesor de la Sociedad de Obreros Albañiles. En septiembre de 1933 esta organización fue una de las promotoras de una huelga de canteros en Ibiza, que afectó a la mayoría de los trabajadores del sector.
La huelga no fue secundada por La Unión Albañil y en los enfrentamientos que hubo como consecuencia del conflicto resultaron heridos tres manifestantes y un guardia civil fue desarmado. Como consecuencia de todo esto, seis obreros fueron detenidos y Jordi Joan Riquer participó en su defensa.
Coincidiendo con todo esto, apareció el semanario Proa, del que fue uno de los fundadores. Esta revista fue un medio de comunicación de carácter progresista, que contrastaba con una prensa mayoritariamente en manos conservadoras.
En el momento del inicio de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, ocupaba todavía el cargo de director del Hospital Provincial y, pese a sus ideas, no fue molestado ni depuesto de su cargo. Dada la proximidad entre el Hospital y el Castillo de Ibiza, el entonces jefe de las fuerzas militares levantadas contra la república, Juli Mestre Martí, mandó el traslado del hospital al colegio de la Consolación, para evitar que un bombardeo pudiera afectarle.
El día 8 de agosto las fuerzas republicanas desembarcaron en la isla de Ibiza, y pronto acabaron con la escasa resistencia existente.
Al día siguiente, Jordi Joan Riquer fue requerido a presentarse a la redacción de Diario de Ibiza, de cuya dirección se hizo cargo y publicó algunos artículos.
Poco después fue nombrado también director de Solidaridad Obrera. Estas dos tareas las realizó al mismo tiempo que su trabajo de director del hospital, al que se trasladó a vivir y protegió a las monjas que trabajaban.
(EEiF) Ernest Prats Garcia [EPG]
Foto retrato de Jordi Joan Riquer
Foto: Rojo y Negro. Secretaría de Comunicación de CGT
Jordi Joan Riquer (II)
El día 16 de septiembre de 1936, como muchos otros ibicencos y formenterenses, salió de la isla, ya abandonada por las tropas republicanas. Pasó enseguida a Barcelona, donde se afilió a la CNT. Allí ocupó diferentes cargos en la Generalitat de Catalunya, en concreto en el Comisariado de Propaganda. Muy probablemente Jordi Joan Riquer debió participar en algunas de las iniciativas de la Consellería de Cultura.
En 1937 salió publicada su novela Médicos... ¿o traficantes?, que alcanzó un importante éxito. Había escrito también otra novela, cuyo título era La familia Botino, basada en un asesinato real en la Ibiza del siglo XIX. Desgraciadamente, el original de esta obra, que quedó en Ibiza, fue destruido por su familia para evitar que pudiera ser empleada como prueba contra él.
A lo largo de los años de su estancia en Barcelona, en plena Guerra Civil, realizó también colaboraciones en distintos medios de comunicación. Por razones desconocidas, estuvo dos meses encerrado en prisión y en junio de 1938 se incorporó a filas, al ser llamada su leva. A principios de julio fue destinado al sector del Ebro, donde fue prisionero el 2 de noviembre de 1938.
Hay noticias de la existencia de una tercera novela, también perdida, ambientada en la Guerra Civil, en la que se describían los sufrimientos de un barbero anarquista a manos de las fuerzas fascistas.
Mientras Jordi Joan estaba en Barcelona, en 1937, ya se había abierto contra él y otros cuatro un proceso sumarísimo por los servicios prestados como dirigentes destacados del Comité Rojo. Como era habitual en estos casos, hubo contra él toda clase de testigos, acusándole incluso de ser responsable de la matanza del castillo, bien a través de sus artículos en la prensa, bien por no hacer nada para impedirla. También se le consideraba uno de los máximos instigadores de la ya comentada huelga de canteros de 1933 (de la que se limitó a ser asesor de una de las organizaciones implicadas).
Además de los testigos contra él, también hubo otros, incluso importantes representantes de la derecha ibicenca, que dijeron que aceptó el cargo de director de Diario de Ibiza por salvar la vida de su padre. La propuesta del fiscal fue de cadena perpetua, por un delito de adhesión a la rebelión militar. Poco después fue trasladado al campo de concentración de Formentera, donde la situación de los presos era inhumana. Él tuvo la suerte de ir destinado a las oficinas, donde la vida era menos dura. Al cerrarse el campo de concentración, en 1942, fue trasladado a diferentes cárceles, para terminar en la Modelo de Barcelona.
Aquellos años empezó a trabajar en una nueva novela, con el título de Pasión nefanda, que debía tratar el tema de la homosexualidad en las cárceles. Nunca llegó a terminar esta nueva obra. Al serle conmutada la pena de cadena perpetua por una de doce años, fue liberado a mediados de 1944.
Poco tiempo después de salir en libertad, celebró en Sant Antoni de Portmany una reunión con algunos sargentos y les propuso crear un sindicato para derrocar al régimen. Su intención era ofrecer la isla a los aliados. Fue encarcelado enseguida y se abrió un nuevo consejo de guerra, acusado de inducción a la rebelión, con el agravante de reincidencia. Esta vez la condena es de quince años. Salió de la cárcel en 1953, después de haber pasado por dieciséis prisiones distintas.
Su obra como escritor se vio, como la de otros muchos que sufrieron la represión del franquismo, truncada. Al salir de la cárcel, tuvo problemas con el alcohol y le costó encontrar trabajo.
(EEiF) Ernest Prats Garcia [EPG]
Novela 'Metges. o traficants?
Foto: Varios red
Jordi Joan Riquer (III)
Dió clases particulares y, finalmente, acabó trabajando como contable, gracias a sus conocimientos aprendidos a lo largo de los años de encarcelado.
Desde el momento de la salida de la cárcel sólo escribió unos pocos poemas, mayoritariamente en castellano, en la corriente del realismo social. El autor también comentó haber escrito dos obras de teatro, una comedia y un drama, de las que no se conoce el momento en que las escribió.
Con la llegada de la democracia le fueron reconocidos sus derechos como pensionista por los años trabajados en la Generalitat de Catalunya, pero nunca vio reconocida su valía como autor literario y fue ignorado en algunas de las obras referidas a las Pitiusas. Murió en septiembre de 1989, después de una larga enfermedad.
Diez años después se reeditó finalmente su novela Médicos... ¿o traficantes?, uno de sus deseos en los últimos años de su vida, así como alguno de sus poemas.
La aportación de Jordi Joan Riquer a la literatura ibicenca es muy importante. Hay que tener presente que es la primera novela de autor pitiuso publicada nunca.
La obra debe situarse en la reanudación de la narrativa catalana, iniciada hacia 1925. En el momento en que fue escrita, había un debate importante, respecto a la necesidad de una novela que reflejara la vida urbana de las ciudades catalanas, especialmente de Barcelona, haciendo mención especialmente a los barrios bajos y las luchas sociales: dicho de otro modo, la novela debía provocar un escándalo.
Y es dentro de esta línea que es necesario inscribir Médicos... ¿o traficantes? La obra comienza con un prólogo, realmente escrito por el propio autor, pero que pretende ser escrito por un médico amigo, donde se hace una crítica radical contra la obra y se defiende el papel de los médicos.
El argumento describe como un médico idealista y defensor de los valores de su profesión choca constantemente con el conjunto de amigos de la tertulia en la que participa habitualmente, también médicos, que sólo ven en la medicina una forma como otra cualquiera de enriquecerse. Tras la muerte de su padre a manos de unos pistoleros, decide trasladarse a trabajar a un pequeño pueblecito; allí sus ideales se tambalearán al no ver valorada su trabajo y acabará completamente marginado.
De regreso a Barcelona, se produce en él un cambio radical y decide hacer lo que hacen sus amigos: enriquecerse, lo que conseguirá en breve. Su depravación llega a tal extremo que acaba asesinando a la mujer que ama.
Como puede comprobarse, lo que quería la novela de Jordi Joan Riquer era provocar, llevando a sus personajes a posturas extremas, lo que como ya se ha comentado, era uno de los temas vigentes en la literatura catalana del momento. No está claro en qué lengua fue escrita la obra, porque el propio autor dio versiones contradictorias a las diferentes entrevistas que concedió. Lo que parece más probable es que originalmente fuera escrita en castellano y después, en Barcelona, el autor la tradujera.
Un hecho a destacar es que Médicos... ¿o traficantes? no parece, en ningún momento, una obra de un novato, sino que su autor ya había hecho, antes de escribir la obra, otros muchos intentos y disponía de un conocimiento profundo de la sociedad barcelonesa de su momento, a pesar de haber escrito la obra en Ibiza, poco antes del estallido de la Guerra Civil.
(EEiF) Ernest Prats Garcia [EPG]
Portada de un ejemplar de la revista 'Solidaridad Obrera'
Foto: Varios red
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